El empuje de la hostelería en el Centro histórico de Málaga ha llegado hasta el punto de provocar la transformación de históricos negocios en bares. Ejemplo fiel de esta dinámica es lo sucedido meses atrás con Calzados Hinojosa, que tras cerrar por la jubilación de sus propietarios originales, reabrió convertido en restaurante especializado en brunch.
Una línea de acción que algún tiempo antes motivó otra metamorfosis ciertamente llamativa. Y es que una conocida farmacia, en la que a los clientes se les recetaba paracetamol y aspirinas, dio paso hace ahora algo más de un año a una taberna urbana en la que lo habitual es pedir unas buenas tapas.
Ese es el radical cambio de rumbo sufrido por la farmacia El Globo, cuyo nombre original, en forma de letrero bien visible, sigue colocado en la fachada. Más allá de la singularidad que ello aporta al negocio, el motivo principal de su persistencia es que la fachada del inmueble se encuentra protegida.
Situado en la calle Puerta Nueva, a escasos metros de la tradicional Tribuna de los Pobres (emplazamiento histórico para ver las procesiones de Semana Santa) y de la calle Carretería, la carta de este negocio hostelero presume de una amplia variedad de tapeo, buscando satisfacer el típico picoteo de antes de comer.
Esto hace que se puedan pedir unos chicharrones de Cádiz; atún en manteca, unos embutidos ibéricos, unas gambas o un tomate con ventresca. Y todo ello acompañado de un buen vermut, de una cerveza bien fría o de vinos de Rioja, Ribera del Duero y propios de la provincia de Málaga.
La calle donde se localiza sirve como entrada hacia la Plaza de la Constitución. En el paseo hasta llegar a la misma, los visitantes se encuentran con el Museo Thyssen de Málaga, uno de los grandes iconos culturales de la ciudad.