Si hay un lugar de la comunidad autónoma de Andalucía en el que se utiliza el mar en la cocina, esa es la Costa del Sol. Los platos que se ponen sobre la mesa de los comedores malagueños, así como en los restaurantes, gozan de un sabor fresco que evoca la brisa marina. Entre ellos, el emblanco malagueño, una sopa de pescado tradicional de Málaga que cuando algunos la toman recuerdan a familiares como abuelas y madres.

Es uno de esos guisos de pescado que entran en el grupo de platos de toda la vida, una opción saludable, cargada de proteína y muy ligera, por lo que hay quien aboga por elegirlo para cenar, a fin de no irse muy lleno a la cama.

El pescado, conocido por ser uno de los alimentos más nutritivos, destaca por su contenido en proteínas de alta calidad y bajo en grasas, lo que lo convierte en el ingrediente estrella de muchas recetas costasoleñas. A diferencia de los fritos, el emblanco se cocina en un caldo suave, lo que lo hace más digestivo.

Pasos para preparar emblanco malagueño

Preparar las verduras: Llena una olla grande con agua hasta la mitad. Pela y corta el tomate, la cebolla y el pimiento verde por la mitad. Añádelos a la olla junto con una ramita de perejil, un chorro de aceite de oliva y una pizca de sal.

Cocer las patatas: Pela las patatas y córtalas en rodajas de aproximadamente 1 centímetro de grosor. Agrégalas a la olla con las verduras y cocina todo a fuego medio durante unos 20 minutos, o hasta que las patatas estén tiernas.

Añadir el pescado: Limpia bien el pescado blanco (si es necesario) y, una vez que las patatas estén cocidas, retira el tomate, el pimiento y la cebolla de la olla. Añade el pescado y déjalo cocer durante unos 5 minutos, hasta que esté hecho.

Desmenuzar el pescado: Saca el pescado de la olla, quítale la piel y las espinas, y desmenúzalo. Luego, vuelve a incorporarlo a la sopa con las patatas y las verduras.

Servir: Sirve caliente, decorado con un poco de perejil fresco si lo deseas.

Para esta receta, puedes utilizar diferentes tipos de pescado blanco como la merluza o la pescadilla. Un truco para mejorar la presentación es servir las patatas y las verduras en el plato y luego colocar el pescado desmenuzado encima.

Proteínas

El pescado blanco, además de tener un sabor delicioso, es una fuente destacada de proteínas bajas en grasa y omega-3, nutrientes que favorecen la salud cardiovascular. También contiene vitaminas del grupo B y minerales como el fósforo y el selenio, fundamentales para el correcto funcionamiento del organismo.

Este plato ofrece un equilibrio nutricional perfecto, con aproximadamente 314 calorías por ración, proporcionando 33 gramos de proteínas, 9 gramos de grasa y 26 gramos de carbohidratos. Incluir pescado blanco en la dieta con regularidad puede disminuir el riesgo de problemas cardíacos, mejorar la función cerebral y fortalecer los huesos.