La gastronomía española tiene varias elaboraciones que forman parte de la historia culinaria de muchas regiones. Uno de los platos más tradicionales y queridos son los bocadillos, una comida que ha pasado de generación en generación.

Existen infinidad de propuestas alrededor de esta elaboración, pero hay algunos bocadillos que destacan especialmente, como los que se sirven en Taberna La Manchega de Jaén, un local con mucha historia en la ciudad.

Los bares y restaurantes siempre buscan crear el mejor bocadillo, con combinaciones que a veces pueden parecer inusuales, pero que están llenas de sabor.

Taberna La Manchega es la tasca más antigua de Jaén. Abrió sus puertas en 1886, y se ha convertido en todo un símbolo en la provincia. Destacan sus tapas, muy abundantes, y un bocadillo que es referente en su cultura gastronómica.

Es el famoso 'Líos', un bocata de anchoas, alcachofas y mahonesa, tres ingredientes que forman una receta original y que se ha convertido en uno de los platos estrella de este destino imprescindible para los amantes de los bocadillos.

Entre sus especialidades también destacan los bocatas de lomo, jamón, queso, tortilla de patatas, calamares, sobrasada, y muchos más.

Tapeo abundante

Además de los bocadillos, esta tasca se especializa en el tapeo. Destacan sus abundantes platos con ibéricos, lomo de orza, arroz o revueltos. 

También es recomendable su salmorejo o las migas, según destaca la Guía Repsol. De hecho, este bar situado en el centro histórico de Jaén cuenta con un Solete.

Otras elaboraciones que se pueden degustar en La Manchega son las manitas de cerdo, el solomillo a la casa o flamenquines.

La Guía Repsol hace referencia a su pipirrana: pimiento verde, cebolla, huevo, bien de ajo, atún, tomate machacado y un chorro de aceite. "Una refrescante combinación de productos de la tierra en la que apetece mojar hasta el último trozo de pan. La patata asada con especias y las migas son otros de los ojitos derechos", añaden.

Todas estas recetas se disfrutan entre decenas de fotografías, retratos, figuras, incontables utensilios y alguna que otra joya, tal y como relatan desde la Guía Repsol. 

En la planta inferior, su bodega evoca la historia del local: antiguamente repleta de cubas de vino y hoy reconvertida en una cueva comedor.