La gastronomía andaluza es conocida por su variedad y sus raíces. Uno de los productos más tradicionales es el aceite de oliva, base de innumerables recetas que forman parte de la historia culinaria de la región. La cuna de este producto 'de oro' es la provincia de Jaén. 

Como no podía ser de otra forma, los restaurantes de la zona ofrecen numerosas variedades de aceite. Es el caso de un joven establecimiento que a la vez alberga mucha historia: se ubica en un convento del siglo XVI.

El restaurante Vandelvira, recomendado por la Guía Michelin y la Guía Repsol, se ha convertido en uno de los emblemas culinarios del imponente pueblo de Baeza, una localidad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

En esta casa hay al menos una veintena de variedades de aceite de oliva, como royal, picual o arbequina, "que conectan de maravilla con el pan elaborado por un panadero de la localidad cercana de Torrequebradilla", según detalla la Guía Repsol.

Este restaurante es el sueño del chef Juan Carlos García, que regresó a su pueblo natal para apostar por una cocina personal, ingredientes locales y creatividad. Todo se plasma en un menú degustación, como homenaje a los productos del entorno.

Destaca la meticulosa presentación de platos para una experiencia culinaria única: las degustaciones se realizan tanto en el patio como en las salas del palacete.

Menú degustación

Como parte de los aperitivos, una berenjena en escabeche de pimentón y comino con un tartar de vaca y un toque de tuétano, servidos en piezas de artesanos locales.

Entre los platos del menú, se incluyen el pañuelo de calamar y jamón, acompañado de un concentrado caldo dashi de jamón ibérico y un fondo de tartar de calamar.

Pipirrana de tomate, bonito curado a la sal con la piel quemada y un toque de ají amarillo peruano, una pepitoria de perdiz y un guiso de setas salteadas con jugo de conejo, son otros de los sabores del extenso menú degustación, según recoge la Guía Repsol.

Este convento renacentista del siglo XVI fue diseñado por el renombrado arquitecto Andrés de Vandelvira. Los muros del convento guardan siglos de historia, y el claustro cubierto es el escenario perfecto para recibir a los comensales con una copa de manzanilla.

Historia

En este complejo funerario y conventual Vandelvira derrochó "toda su genialidad", según detallan los historiadores. De la capilla funeraria sólo se conserva el lateral izquierdo compuesto por un retablo realizado en piedra con dos relieves que representan la Adoración de los Reyes y la de los Pastores y las capillas bajas con decoración de casetones con personajes del Antiguo y Nuevo Testamento.



Aún permanece la iglesia de cruz latina, a la que se accede por un gran arco de medio punto que enmarca toda la portada, con relieve de San Francisco y un fondo con la virgen. También se conserva el claustro del convento, construido después del templo, con una escalera de triple arcada.