De la voz de Antonio Pérez preguntando si querías "kétchup y mahonesa" en tu gigantesco (y barato) plato combinado, a los nigiris, los noodles y el pollo con almendras. La mítica hamburguesería Joan, que cerró su persiana por jubilación el pasado 28 de abril, finalmente, se convertirá en un bufé asiático.
Así se puede apreciar en los carteles que ya lucen en su fachada, donde se anuncia que el restaurante ofrecerá precios muy económicos, como su antecesor, aunque habrá que esperar su apertura para evaluar su calidad. El precio del menú bufé sin bebida para adultos tendrá un precio de 10,95 euros, que asciende un euro los festivos y fines de semana; mientras que el de los niños valdrá 5,95, que como el de los mayores asciende a 6,95 en los días estipulados.
"Han sido los asiáticos los que nos dieron la mejor oferta, aunque recibimos varias, y han decidido montar el bufé. Creo que abrirán para diciempre", dice a EL ESPAÑOL de Málaga Marcos, el hijo de los antiguos dueños del local.
Sin duda, se trata de un cambio radical para los vecinos del barrio, que esperaban esperanzados que algún emprendedor local se animara a abrir una nueva hamburguesería de barrio como la Joan, que nació en 1990.
El local echó a andar después de que sus propietarios, Antonio Pérez y María Soledad Santiago, pusieran en marcha un pequeño supermercado de autoservicio. Según explicaba a EL ESPAÑOL de Málaga su hijo Marcos hace unos meses, finales de los años 80 fue una época donde las grandes superficies, como son Mercadona o Día en la actualidad, no tenían prácticamente presencia. De hecho, la mayoría no existían. "Las tiendas de barrio funcionaban muy bien y tuvieron mucho tirón", manifestaba.
Pese a que la pareja es natural de Sedella, la familia de Antonio contaba en aquel entonces con un restaurante en la avenida de Manuel Torres, también en El Torcal, La Alegría de Sedella, que sigue abierto. El abuelo paterno de Marcos lo compró con el fin de que la familia pudiera explotarlo con el paso de los años. Antonio, de hecho, estuvo un tiempo trabajando en el bar familiar, pero el local donde luego se ubicó la Joan quedó disponible y decidió dar el paso de emprender creando su propio negocio. Conocía de sobra la zona y sus opciones de clientela, así que decidió arriesgarse.
La Joan siempre ha sido conocida por sus baratos, pero muy sabrosos camperos y platos combinados. Las opciones más caras de la carta, pese a que sus propietarios se vieron obligados a subir levemente los precios en su recta final, por culpa de la pandemia y la inflación, costaban tan solo 5 euros.
Familias que no podían permitirse una cena con sus hijos en la calle, o la chavalería que no tenía nada más que los diez euros que le daban sus padres a la semana a modo de paga, siempre acudían al bar de Antonio y María, ubicado en el número 7 de la calle Niño de Gloria de Málaga capital. Sabían que allí, con lo poco que tenían, iban a poder comer muy bien.
No fue sencillo mantener unos precios económicos cuando los costes no paraban de aumentar. "Eso me enorgullece de mi padre. Él visitaba cada día todos los supermercados mayoristas de Málaga y comparaba precios. Tiene una memoria brutal y recordaba si en uno de ellos una lata de refresco estaba un céntimo arriba o un céntimo abajo. Se movía mucho. Solo así se pueden mantener los precios", contaba Marcos.
El motivo del cierre fue la jubilación de Antonio y María, que este 2024 han iniciado nueva etapa de su vida tras años trabajando sin apenas descanso. Ninguno de sus hijos de ofreció a coger el testigo de sus padres para seguir llenando páginas en la historia de la hamburguesería Joan y ahora parece que estas se seguirán escribiendo, aunque eso sí, con otra cultura y otro idioma.