Abuela haciendo croquetas.

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Gastronomía

Ni jamón ni bechamel: el ingrediente secreto de las abuelas malagueñas para dar más sabor a las croquetas

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Las croquetas son uno de los platos más emblemáticos y queridos de la cocina española. Aunque su origen se remonta a la gastronomía francesa —el término "croquette" significa "crujiente" en francés—, han evolucionado hasta convertirse en un símbolo de la tradición culinaria casera en España, gracias a su textura, sabor y versatilidad.

Estas delicias suelen estar asociadas a las abuelas, expertas en la cocina de siempre, y su preparación requiere dedicación, lo que las convierte en un verdadero gesto de cariño hacia la familia. Y conociendo esto, ¿sabrías qué distingue las croquetas de las abuelas malagueñas?

El ingrediente estrella que muchas abuelas malagueñas utilizan para dar un sabor inigualable a sus croquetas es el caldo casero. Elaborado con huesos de jamón, pollo, carne o pescado, según el tipo de croqueta que quieran preparar, este caldo sirve como base para la bechamel, aportándole una textura suave y un sabor profundo que hace las croquetas irresistibles.

Además del caldo, las abuelas malagueñas recurren a pequeños secretos transmitidos de generación en generación. Por ejemplo, a menudo aprovechan las sobras de guisos tradicionales, como el popular puchero malagueño, para enriquecer la masa. Desmenuzan cuidadosamente la carne, el jamón o el chorizo sobrante, e incluso añaden un poco del caldo del guiso para intensificar el sabor.

En cuanto a las especias, la nuez moscada y la pimienta son ingredientes básicos, pero la habilidad para equilibrarlas es lo que marca la diferencia. Las abuelas malagueñas tienen un don especial para lograr ese toque aromático y distintivo que transforma una croqueta en una obra maestra culinaria.

Otro truco que utilizan algunas es añadir una pizca de manteca de cerdo a la masa, lo que aporta una cremosidad extra y un sabor más redondo. En el caso de las croquetas de jamón, suelen preferir picarlo a mano en lugar de usar jamón ya cortado, lo que garantiza una textura más auténtica y un sabor más intenso.

Para las variedades de bacalao o marisco, muchas abuelas incorporan un sutil toque de ralladura de limón, que realza los sabores y añade una nota de frescura.

Un paso esencial en su preparación es el reposo de la masa en frío. Este tiempo permite que los sabores se integren por completo, garantizando una experiencia culinaria superior al formar y freír las croquetas.

Las combinaciones de ingredientes son casi infinitas, lo que permite adaptar las croquetas a diferentes gustos y necesidades, desde las clásicas de jamón ibérico o puchero hasta opciones vegetarianas, como las de espinacas y queso, o las más sofisticadas, como las de rabo de toro.

Más allá de los ingredientes y técnicas, lo que realmente hace especiales las croquetas de las abuelas malagueñas es el cariño y la paciencia que ponen en cada receta. Son, sin duda, un símbolo de amor familiar y tradición gastronómica.