Patricia Sierra
Publicada

Con la llegada de la Navidad, el aroma a dulce inunda los hogares españoles. Turrones y polvorones son los reyes indiscutibles de las mesas, acompañándonos desde el desayuno hasta la cena. En Andalucía, cada rincón tiene su propia receta.

Los dulces tradicionales ofrecen un viaje en el tiempo a través del paladar. Son un reflejo de la rica historia de las culturas que han dejado su huella en estas tierras. Los pueblos blancos del sur de España son los guardianes de estas recetas, muchas transmitidas de generación en generación.

Un clásico de la repostería andaluza son los borrachuelos, que son unos pequeños dulces fritos rellenos de cabello de ángel que se elaboran especialmente en la provincia de Málaga. Son el toque ideal para acabar las comidas navideñas con un buen sabor de boca. 

Sin embargo, también hay otros dulces fritos que se elaboran en Andalucía y que son perfectos para la Navidad: los pestiños: están buenísimos y son muy fáciles de hacer. 

Estos pequeños dulces son un postre tradicional de Andalucía, aunque se han popularizado en el resto de España. Su elaboración combina influencias árabes, gracias al uso de la miel, las especias y el vino dulce. 

Los pestiños se caracterizan por un sabor dulce ligeramente anisado y una mezcla de texturas que lo hacen único. Sus ingredientes básicos son harina, aceite de oliva, vino blanco, levadura, sal, azúcar y miel. También se le pueden añadir anís de grano, canela en polvo, ralladura de limón o naranja y sésamo. 

Receta

La preparación es muy sencilla. En primer lugar se calienta un poco de aceite de oliva con las semillas de anís y la canela. Después, en un bol, se mezcla la harina, el aceite aromatizado, el vino blanco y la sal hasta obtener una masa suave y elástica que debes dejar reposar media hora. 

En tercer lugar, se extiende la masa con un rodillo para luego cortarla en tiras largas y anchas que debes trenzar y unir los extremos para formar un círculo.

El siguiente paso es freír los pestiños y sumergirlos en almíbar. Por último, se espolvorea con un poco de canela en polvo antes de servir. 

En cuanto al almíbar es muy fácil de hacer. En una cacerola, calienta agua y azúcar hasta que el segundo se disuelva. Después, se añade zumo de limón y se deja hervir hasta conseguir un almíbar espeso.

El resultado es un dulce delicioso y compacto, con una textura que combina la suavidad del interior con un exterior crujiente. 

Los pestiños, con su aroma a anís y miel, son un verdadero tesoro de nuestra gastronomía. Su textura crujiente y su sabor dulce los convierten en el acompañante perfecto para las tardes de invierno. Elaborados con ingredientes naturales, son una opción saludable y deliciosa para disfrutar en familia.