Aunque en términos generales los especialistas auguraban una primavera con niveles moderados y una intensidad leve en la gran mayoría del país, lo cierto es que esta época del año está siendo especialmente molesta para quienes sufren alergia al polen del olivo y las gramíneas. Así se desprende de la previsión realizada para esta semana por la Red Española de Aerobiología (REA).
"En este periodo el centro y la franja Sur de España se ha teñido de rojo al alcanzar el nivel máximo en concentraciones de granos de polen de estas dos espcies. Las condiciones meteolorologicas registradas en este primer trimestre del año han propociado la máxima concentración de estas partículas", explica Lourdes Romualdo, jefa del servicio de Alergología del Hospital Quirónsalud Marbella.
La experta confirma que en estos días se incrementan las consultas de pacientes "aquejados por los síntomas típicos: picor de garganta, ojos, nariz, oído, estornudos, mucosidad". Además, el relajo en el uso de la mascarilla que apenas ya usa una buena parte de la población ha influenciado también en la irrupción de los síntomas.
"La mascarilla ha supuesto una barrera de protección ya que han frenado el acceso de las partículas de polen a la nariz y boca. Han ayudado a que las vías respiratorias estén resguardadas y, por tanto, se suavicen los efectos de la alergia pero ya se ha olviado este efecto beneficioso en la población sensible a las alergias", puntualiza la alergóloga.
Los efectos de la primavera en la Costa del Sol
Aunque la mayoría asocian las molestias de las alergias al comienzo de la primavera, lo cierto es que en zonas del mediterráneo inician la temporada de síntomas con meses de anticipación. "Los alérgicos que viven en la Costa del Sol sufren los síntomas del polen antes de la llegada de primavera, en marzo", reconoce Romualdo.
Este mes, según la médica, "es el de la polinización de especies de la familia de las plantas cupresácea, que incluye a las arizónicas". "Se trata de ejemplares muy comunes en la Costa de Andalucía ya que son setos de jardín y los cipreses. Su presencia está muy extendida en el interior de las urbanizaciones, jardines de viviendas unifamiliares y parques. Su uso en este tipo de construcciones explica el incremento en la prevalencia de la alergia al polen en invierno aquí", explica.