Cada vez más pacientes acuden a consulta por problemas relacionados con el sueño y es que, según datos publicados por la Sociedad Española de Neurología, el 48% de la población adulta española y el 25% de la población infantil no tiene un sueño de calidad. El Día Mundial del Sueño se celebra cada año el tercer viernes de marzo con el objetivo de concienciar sobre la importancia del descanso para la salud. Este año el lema escogido es “Equilibrio del Sueño para la Salud Global” para poner el foco en las diferencias en el sueño entre las personas y la repercusión que los malos hábitos de sueño y los distintos trastornos del sueño. De hecho, según la doctora Victoria Fernández, jefa del Servicio de Neurofisiología del Hospital Quirónsalud Málaga, “un tercio de la población en España tiene problemas de sueño, con un aumento de casos que vemos en consulta que no sólo tiene relación con trastornos intrínsecos del sueño, sino que a menudo obedece a condicionantes sociales y laborales sobre los que poco podemos incidir”.
No se puede entender la noche sin el día. El sueño y la vigilia son un ciclo continuo que llamamos “ritmo circadiano”: los condicionantes sociales que afectan al ritmo circadiano afectan a nuestro sueño y, por tanto, también a nuestro día a día. Así, “trabajadores por turnos, como bomberos, sanitarios, trabajadores de la limpieza, o aquellos con horarios laborales que afectan al ritmo normal de comidas y sueño, como el sector de la hostelería, y de transporte, entre otros, arrastran problemas crónicos de déficit de sueño y síntomas diurnos, como cefalea, problemas de atención e irritabilidad y mayor riesgo de accidentes. El sueño perdido no se recupera y estos horarios a largo plazo pueden desembocar en problemas cardiovasculares, mentales o demencia, por ejemplo”, explica la neurofisióloga doctora Laura López.
Se estima que una persona adulta necesita entre 7 y 8 horas de sueño para restaurar las funciones del organismo. No dormir bien se asocia a enfermedades crónicas como obesidad, hipertensión, diabetes, depresión y cáncer. Por otro lado, en niños y adolescentes, la falta de sueño es aún más importante, porque necesitan más horas de sueño y el aprendizaje se ve interferido en caso de ser insuficiente.
La doctora Victoria Fernández aclara el amplio abanico al que se refieren los problemas de sueño, que van desde “dormir mal o tener excesivo sueño durante el día. Por dormir mal nos referimos a insomnio, que es la dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido, que puede tener que ver con la situación y hay también insomnios que tiene que ver con patologías más importantes y por eso hay que evaluarlos. Tener sueño durante el día o dormir de más también puede tener que ver con patologías y a veces están entrelazados: duermes mal por la noche y tienes mucho sueño por la mañana. Hay otro aspecto fundamental en esta problemática, que son actitudes durante el sueño, movimientos extraños, ronquidos y todos los problemas que tienen que ver con la respiración y con pausas de apnea”.
Condicionantes sociales para un sueño de calidad
El acceso a una alimentación completa y saludable, el poder respetar los horarios de las comidas, ver la luz del sol antes de entrar al colegio o al trabajo (y también después de salir de ellos), el acceso adecuado a tratamientos del dolor, el tener tiempo durante el día para hacer ejercicio físico, el disponer de una habitación con una temperatura agradable sin contaminación lumínica ni acústica, “son condicionantes sociales que, si no se cumplen, afectan negativamente a la calidad de nuestro sueño, aunque este consiga llegar al tiempo mínimo exigido para considerarlo aceptable”, expresa la doctora del equipo María Fernández Fígares.
No sólo eso, también el ritmo de vida acelerado, el aumento de acceso a contenido e información continua (estando siempre conectados al móvil y a redes sociales), las jornadas laborales muy largas, el cuidado de personas mayores o niños, los problemas económicos o de salud, activan desorbitadamente a nuestro cerebro, que no nos deja descansar, traduciéndose en insomnios de origen psicofisiológico, con rumiación y miedo por no poder dormir.
Mención aparte merecen los cuidadores de personas mayores y las madres y padres cuidadores de bebés y niños pequeños con numerosos despertares nocturnos, que acuden a su jornada laboral encadenando noches de déficit de sueño importante.
Por tanto, el equipo médico de la Unidad del Sueño de Quirónsalud Málaga incide en la importancia de “ayudar a concienciar a la población y sobre todo a quienes puedan mejorar las barreras de desigualdad que cuidando el sueño de los trabajadores, estudiantes y niños obtendremos mejor rendimiento y menos problemas de salud a corto y largo plazo. Concienciemos en facilitar horarios laborales regulados, controlando especialmente la hora de inicio y el alargamiento desmesurado, cuidemos de los trabajadores por turnos facilitándoles un adecuado descanso posterior, ayudemos a conciliar familia y trabajo, protejamos nuestras calles de contaminación acústica y luminosa, y en definitiva cuidemos nuestro sueño y cuidemos nuestra vida”.
Unidad del Sueño del Hospital Quirónsalud Málaga
La doctora Fernández forma parte del equipo multidisciplinar que conforma la Unidad del Sueño del Hospital Quirónsalud Málaga, que se encarga del diagnóstico y tratamiento de los problemas relacionados con el sueño. La Unidad cuenta con el Servicio de Neurofisiología, con las doctoras Victoria Fernández, María Fernández-Fígares y Laura López; el Servicio de Neumología, encabezado por el doctor José Daniel Alcázar; el Servicio de Neurología, liderado por el doctor Jesús Romero Imbroda; así como el Servicio de Neuropsicología.
En la Unidad del Sueño, los especialistas de los distintos servicios evalúan de forma conjunta los problemas del sueño en consulta y realizan en los casos necesarios estudios de sueño, tanto de adultos como de niños. La enfermera de la Unidad del Sueño Sonia Gómez explica que “estos estudios constituyen un elemento fundamental en la evaluación precoz del deterioro cognitivo”.
En función de la patología de sueño sospechada, los estudios del sueño se realizan “mediante poligrafías domiciliarias, videopolisomonografías nocturnas hospitalarias o test de latencias múltiples”.
Desde la Unidad se ofrece además un seguimiento terapéutico con dispositivos para tratamiento de las apneas del sueño, tratamiento farmacológico y terapia cognitivo-conductual, según la necesidad de cada caso.