Por todos es sabido el beneficio sobre la salud cardiovascular y la longevidad asociado a la dieta mediterránea, en base a publicaciones como el ensayo PREDIMED sobre la prevención primaria de las enfermedades cardiovasculares.
Uno de los componentes relacionados con la dieta mediterránea es el consumo moderado de vino tinto, que contiene compuestos antioxidantes que pueden ayudar a proteger el corazón y el cerebro. Estos compuestos incluyen los polifenoles, que pueden ayudar a reducir la inflamación y el daño celular.
Por todo ello, los estudios publicados hasta el momento determinan que el consumo moderado de vino mejora entre un 12% y un 24% los beneficios de la dieta mediterránea; entendido el consumo moderado como hasta una copa de vino al día en mujeres y hasta dos en varones, siempre con las comidas.
Un estudio publicado en la revista The Lancet en 2013 encontró que las personas que seguían una dieta mediterránea con un consumo moderado de vino tinto tenían un menor riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares, accidente cerebrovascular y alzhéimer.
Los estudios publicados hasta el momento determinan que el consumo moderado de vino mejora entre un 12% y un 24% los beneficios de la dieta mediterránea
Ahora bien, estos beneficios parecen estar relacionados con la edad y son aplicables principalmente a personas de mayor edad, ya que “el mensaje de que la abstinencia total de alcohol es la opción más saludable debería dirigirse de manera generalizada a personas menores de 35 años, mientras que la recomendación de consumo moderado de vino durante las comidas podría estar indicada para mayores de 40 años, por sus beneficios cardiovasculares, principalmente”, explica el doctor Daniel Cabo, especialista en Endocrinología de los hospitales Quirónsalud Málaga y Campo de Gibraltar.
Desde hace años, las recomendaciones sobre el consumo de alcohol apuntan a que es preferible evitarlo, ya que el exceso puede aumentar el riesgo de diversas enfermedades, incluyendo las cardiovasculares, el cáncer y los trastornos mentales. De hecho, sugieren que ninguna cantidad es segura para la salud. Entonces, ¿debería eliminarse el consumo moderado de alcohol como el vino tinto de los planes de alimentación saludable como la dieta mediterránea?
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El consumo “moderado” es un tema altamente complejo, pues podría ser perjudicial en función de la edad del paciente y enfermedades previas. Dado que la duda está servida, se pone ahora en marcha un ensayo clínico multicéntrico en el que participa el Hospital Quirónsalud Málaga con la coordinación provincial y territorial del doctor Daniel Cabo.
El objetivo de este nuevo estudio denominado UNATI (University of Navarra Alumni Trialists Initiative) es obtener respuestas más definitivas sobre la disyuntiva. “En últimos estudios se ha determinado que el alcohol podría tener más riesgo que beneficio e incluso se recomendaba el consumo cero. Lo que quiere demostrar este estudio es si el tipo de alcohol, la forma de beberlo y el patrón de cómo beberlo, como es el caso del mencionado consumo moderado de vino tinto, difiere con respecto a otra forma de beber o a otra cantidad de alcohol y si difiere en función de la edad. Se quiere demostrar así si, a partir de los 50-55 años, tomar dos copitas de vino aporta o no más beneficios que riesgos”, explica el endocrino Daniel Cabo.
Miguel Ángel Martínez-González, profesor adjunto de nutrición en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, profesor de medicina preventiva y salud pública de la Universidad de Navarra y uno de los autores del estudio PREDIMED, ha diseñado este nuevo estudio, relacionado con el consumo moderado de alcohol propio de la dieta mediterránea.
Será el mayor ensayo clínico sobre alcohol que se haya realizado hasta el momento. Este ensayo incluirá a más de 10.000 personas con consumo moderado de vino (el patrón propio de la dieta mediterránea) y ha sido financiado por el Consejo Europeo de Investigación, con la participación de más de 400 médicos. Se espera que los resultados de este estudio estén disponibles en un plazo de 5 años y que pueda proporcionar evidencia de primer nivel para enfrentar los daños de una de las sustancias más consumidas a nivel mundial.
El ensayo propuesto tendrá una duración no inferior a 4 años e incluirá a más de 10.000 personas (hombres de 50 a 70 años o mujeres de 55 a 70 años) que consumen 3 o más bebidas a la semana y menos de 40). En el estudio, mediante una dosificación controlada, se regularán los daños asociados al alcohol y evitando el consumo excesivo, con consumo preferencial de vino tinto con las comidas y repartido a lo largo de la semana, sin invitar en ningún momento a ningún participante a aumentar su consumo de alcohol.