Antes del boom del turismo de masas que estalló en la década de los 60, y que, hasta la llegada de la pandemia, tan denostado estaba por Greta Thunberg y sus acólitos (hoy, ¿quién se acuerda del cambio climático?), España ya daba pasos en la creación de potentes atractivos con el germen de una red de establecimientos llamados a hacer historia: los Paradores. Para que luego digan que el lema nacional es "que inventen otros".
El legado de los Paradores arranca hace ya casi un siglo, en 1926. Por aquel entonces, el Marqués de la Vega-Inclán impulsó la construcción de un alojamiento en la Sierra de Gredos que se convertiría en el primero de estos establecimientos y tras su inauguración, en 1928, se constituyó la Junta de Paradores y Hosterías del Reino.
La provincia de Málaga cuenta con cinco de dichos Paradores nacionales. El primero en ser inaugurado fue el de Antequera, en 1940. Le siguieron el Parador de Gibralfaro, en 1948, y en 1956 abrió el reformado edificio del Parador de Málaga Golf, ambos en Málaga capital. Más adelante, el Parador de Nerja se inauguró en 1965; y, por último, el Parador de Ronda, que se puso en funcionamiento hace relativamente poco tiempo en comparación, en 1994, y más si tenemos en cuenta el fuerte atractivo de la ciudad rondeña.
El concepto con el que surgieron los Paradores fue establecer instalaciones hoteleras localizadas, o bien en edificios emblemáticos, posibilitando su rehabilitación en muchos casos; o bien crear inmuebles nuevos en emplazamientos destacables seleccionados por su interés histórico, artístico o cultural. Por tanto, los Paradores se han convertido en una de las mejores opciones para aquellos que quieran pasar unos días en entornos auténticamente privilegiados en lugares donde, al menos en sus orígenes, la iniciativa privada hotelera no llegaba.
Expansión
A lo largo de estos cerca de cien años, las treinta plazas con las que los Paradores dieron el pistoletazo de salida se han convertido en una cadena hotelera pública que gestiona más de diez mil plazas, siendo 97 los establecimientos que suma: 96 en España y, desde 2015, una franquicia en Portugal.
En la actualidad, el proyecto sigue muy vivo: el último Parador abierto hasta el momento está en Mugía, La Coruña, y se inauguró a mediados de 2020 en la costa de la Muerte. Su objetivo es estar presente en todas las provincias españolas. Y, si todo marcha bien, pronto lo conseguirá: aún falta que Baleares concluya la edificación del inmueble de la Villa Alta de Ibiza.
En la actualidad, Paradores de Turismo de España proporciona trabajo a una plantilla de cerca de 4.500 profesionales y sus establecimientos tienen una media de 65 habitaciones. Y, por supuesto, muchos de los edificios están ubicados en entornos monumentales (son nueve los Paradores ubicados en ciudades declaradas Patrimonio de la Humanidad), mientras que otros permiten a sus huéspedes alojarse en Parques Nacionales y en relevantes áreas naturales.
Hay tres tipos de Paradores según su localización:
- Paradores Civia: se ubican en el interior de ciudades, por regla general en sus cascos históricos.
- Paradores Esentia: son inmuebles históricos como castillos, palacios o monasterios que se han recuperado, reformado y adaptado para su uso hotelero.
- Paradores Naturia: se ubican en el exterior de las urbes y se encuentran en plena naturaleza.
Y ahora, tras este repaso histórico conceptual (a la cama no te irás sin saber una cosa más), pasamos a listar los cinco Paradores turísticos con los que cuenta la provincia de Málaga.
Parador de Antequera
Comenzaremos con el más veterano: el parador de Antequera. Abierto como ya hemos comentado en el año 1940, fue uno de los primeros en romper con la tendencia de emplear una construcción histórica y otro motivo más para que los antequeranos se sientan orgullosos.
Símbolo de modernidad, este Parador se localiza en un espacio ajardinado de la ciudad, donde la luz se hace protagonista junto con las vistas que se pueden disfrutar de la vega antequerana y su célebre relieve donde destaca la Peña de los Enamorados.
Enclavada a escasos kilómetros de la ciudad, este Parador es un hito en el cruce de caminos que supone la región y el mejor campamento base para explorar lugares como el Paraje Natural de El Torcal o el conjunto dolménico.
El Parador de Antequera no sólo dispone de las comodidades que se esperan de un establecimiento hotelero de primer nivel, sino que también ofrece un espacio para celebraciones y eventos.
Una visita a este Parador será la excusa perfecta para sacarnos la tarjeta de los Amigos de los Paradores, con la que obtendremos ventajas y descuentos, y con la que inaugurar una ruta que nos conduzca a conocer todos y cada uno de estos establecimientos nacionales.
Parador de Gibralfaro
Ocho años después, en 1948, Málaga capital se ponía a la par de Antequera al inaugurar su primer Parador: el de Gibralfaro.
Construido de tal forma que se mimetiza con el entorno rodeado de pinos que lo alberga, este edificio se encuentra frente a la Alcazaba y regala unas impresionantes vistas de la bahía y de la ciudad donde el azul será el auténtico protagonista.
Habitaciones cuidadas, piscina en el ático, amplias zonas comunes… en el restaurante del Parador de Málaga Gibralfaro la gastronomía se actualiza en cada época del año para ofrecer lo mejor de los platos mediterráneos en los que destacan el pescado y las recetas tradicionales andaluzas.
Un lugar idóneo donde hacerse fuerte y desde donde descender y explorar las calles y monumentos malagueños. Eso sí, para la vuelta lo mejor es alquilar un coche o pedir un taxi o un Uber porque la cuesta es bastante pronunciada como para hacerla a pie yendo contentillo de Pajarete.
Parador de Málaga Golf
La historia de este Parador es bastante interesante. Localizado cerca de la desembocadura del río Guadalhorce, junto a la playa de San Julián, el edificio original fue inaugurado en 1925 como un club de campo para la práctica del golf, siendo la cuna de este deporte en nuestra comunidad (y, por lo tanto, casi de nuestra nación).
El germen de este Parador y su campo se encuentran en el interés de atraer al turismo inglés, muy aficionado al golf al ser una práctica ligada a la familia Real Británica, especialmente a la princesa Beatriz de Battenberg, madre de la reina Victoria Eugenia, quien residía parte del año en la zona y aprovechaba para distraerse echándose unas bolas.
Entre su apertura y su inauguración como parte de la red de Paradores, la Guerra Civil. Durante el conflicto, el campo quedó prácticamente destruido al usarse sus terrenos para instalar baterías artilleras para la defensa de la costa.
Finalmente fue rediseñado por Robert Trent y se transformó en 1956 en el Parador de Málaga Golf, compuesto por un conjunto de instalaciones dispuestos en torno a un jardín central con piscina que se abre al campo de golf.
Por este campo han pasado los mejores jugadores profesionales del mundo y ha sido escenario de grandes eventos deportivos. De hecho, el Real Club de Campo Málaga organiza desde 1941 la Copa Iberia que es, sin lugar a duda, la prueba amateur por equipos más señera de España.
Parador de Nerja
Vigilante sobre un acantilado, entre maravillosas playas, se ubica desde 1965 el Parador de Nerja, el cual controla que todos los veranos de la localidad sean azules.
Nerja se convirtió pronto, durante el estallido del turismo, en un polo de atracción de indudable potencia: sólo con mencionar su Cueva ya entendemos el porqué de su magnetismo.
El Parador nerjeño cuenta con un hermoso jardín con piscina, espacios interiores luminosos, amplios, confortables y modernos, y casi la totalidad de sus habitaciones ofrecen una terraza desde la que observar el Mediterráneo.
Pero lo importante, como el resto de establecimientos de esta red, es su ubicación: una zona privilegiada que nos ofrece lo mejor de un municipio rendido al mar.
Parador de Ronda
Pero, para lugar de ensueño donde colocar un hotel, el Parador de Ronda se lleva la palma: junto al Puente Nuevo rondeño, emblema de la ciudad, en su antigua Casa Consistorial.
Es sorprendente lo relativamente joven que es ya que fue inaugurado en 1994. En su interior se puede disfrutar de amplias y luminosas estancias que ofrecen vistas al valle del río Guadalevín y a unos atardeceres bonitos como pocos se pueden disfrutar en la provincia. Hay quien dice (gente exagerada y poética a partes iguales) que se descubren nuevos colores al ponerse el sol sobre esta tierra.
Un hotel perfecto que usar para descubrir la ciudad y los espacios protegidos que la rodean como son los Parques Naturales de Sierra de la Grazalema, Sierra de las Nieves y Los Alcornocales.