Málaga

Pedro Bendala es onubense, entre 2006 y 2010 fue director de Construcción de Aena y a partir de esa fecha pasó a dirigir varios aeropuertos en España llegando al aeropuerto internacional Málaga-Costa del Sol en julio de 2019. Dicen sus compañeros que es una persona muy inteligente y trabajadora, algo necesario para dirigir el cuarto mayor aeropuerto del país, a lo que hay que sumarle su simpatía y empatía, dos cualidades imprescindibles cuando tienes que tratar con miles de personas nacionales e internacionales al año. 

Ha recibido a EL ESPAÑOL de Málaga en su despacho para hacer un balance del año, un 2022 en el que el aeropuerto ha vuelto a crecer con fuerza y con magníficas perspectivas para 2023 si el Covid, las guerras, la inflación y todo lo que pueda pasar no lo frenan. "Una lección aprendida de la pandemia es que hay que vivir con la incertidumbre", afirma. 

Se incorporó usted en julio de 2019, el aeropuerto alcanzó el récord y justo en marzo vino la pandemia. ¿Cómo fueron esos momentos?

Fueron momentos de pasar de mucha alegría y felicidad, primero personalmente por venir a Málaga porque es un sitio que me encanta y con un aeropuerto que estaba en un momento espectacular, cumpliendo 100 años, batiendo récord de pasajeros, maximizando la conectividad y todos estábamos muy satisfechos. Luego llegó el jarro de agua fría de la pandemia, ver que desaparecen los vuelos, llegó a haber un único vuelo al día cuando hay días en condiciones normales que tenemos 500 vuelos.

Para todos fue un trauma la pandemia y al ver las terminales vacías y desoladas se nos encogía el corazón. Lo importante es que en esos momentos tan duros los trabajadores de Aena y del resto del aeropuerto demostraron una profesionalidad espectacular. No es fácil irse a casa y dejar todo preparado sin estar operando. El aeropuerto estuvo operativo las 24 horas todos los días, por lo que si hacía falta en cualquier momento usarlo por vuelos sanitarios, de repatriación o emergencia las plantillas siempre estaban presentes. Fue triste, pero todo pasa, llegaron las vacunas y el tráfico volvió a florecer. En 2021 tuvimos una recuperación importante del tráfico y en 2022 estamos casi al mismo nivel que en 2019, antes de la pandemia.

Tras dos años difíciles se han contabilizado 17,3 millones de pasajeros hasta noviembre, recuperando casi el nivel de 2019. ¿Qué previsión hay de cierre del año?

Estamos en el 94% de lo que teníamos en 2019, pero hay que tener en cuenta que en enero, febrero y marzo la variante Omicron estaba muy presente y el tráfico fue muy flojo. En octubre y noviembre ya hemos superado los datos de esos meses de 2019. Por tanto, si cogemos la ventana de los dos últimos meses, ahora estamos por encima de los dos últimos meses de 2019, que fue récord. En el 2022 completo no estaremos por encima de 2019 por ese primer trimestre malo, pero sí en los meses últimos. En la temporada de invierno, que acaba a finales de marzo, tenemos un 16,8% más de asientos ofertados en los aviones que en la temporada 19/20. Es verdad que las dos últimas semanas de marzo de 2020 no fueron operativas por el confinamiento, pero quitando eso estamos un 9% por encima en asientos. Luego la ocupación será la que sea, pero somos optimistas.

Podemos hablar, si no pasa nada raro, que en 2023 se podrán superar los 20 millones de pasajeros que sería el récord histórico.

Una lección aprendida de la pandemia es que hay que vivir con la incertidumbre (se ríe). No nos podemos atrever a dar nada por descontado. Hay una guerra en Europa, una inflación fuerte… El 80% de nuestros vuelos y pasajeros son con el resto de Europa, por lo que dependemos más de la economía europea que de la española. También es cierto que el sector turístico, del que dependemos, se ha mostrado fuerte y resiliente. La gente está volviendo a viajar con normalidad y tranquilidad tras la pandemia. Por tanto, de cara a 2023 lo que podemos decir es que esperamos tener una oferta superior a la de 2019 y ya veremos la ocupación.

Pedro Bendala en su despacho del aeropuerto de Málaga, desde donde ve toda la pista. A. R.

Estamos en plena temporada de invierno y las aerolíneas ya planean su temporada de verano. Aunque no es su competencia, ¿qué perspectivas hay?

Las compañías pueden reservar slots en los aeropuertos para la temporada de verano hasta el 31 de enero. La temporada de verano es la fuerte para nosotros porque representa casi el 70% del tráfico. Las compañías ahora lo que están haciendo es tantear los destinos a los que se puede volar. Cada uno se reserva su confidencialidad porque es un mercado con una competencia muy fuerte y no ponen las cartas sobre la mesa el primer día.

Nosotros tenemos relaciones con muchas compañías y sí es verdad que todas nos trasladan cierto optimismo. Hay un ambiente muy favorable hacia Málaga y la Costa del Sol en general. No solo es la gestión local del aeropuerto, sino que es una gestión del territorio. Desde Aena trabajamos de la mano con el Ayuntamiento de Málaga, Turismo Costa del Sol, la Junta de Andalucía y Turespaña para promocionar el destino, hablar con las compañías aéreas y que nos vean como una única entidad, aunque seamos muchos de distintas administraciones. Nos sentamos en la mesa con las compañías aéreas representando todos a Málaga para ofrecer las oportunidades de desarrollar nuevas rutas aéreas aquí y está funcionando muy bien.

Se ha hablado mucho del regreso del vuelo con Nueva York, ¿qué supone para Málaga?

Tener una ruta con Nueva York es porque Málaga es un destino muy atractivo y como grupo de trabajo se lo hemos sabido plantear a las compañías de una forma proactiva y positiva.

¿Cómo fueron las conversaciones con United Airlines para este vuelo?

Las compañías se mueven por criterios económicos aunque lo tuvimos fácil porque vender Málaga y la Costa del Sol es muy fácil porque tiene muchos atractivos (se ríe). Cuando estás a 7.000 kilómetros de distancia ves España en el mapa y, dentro de España, tienen que focalizar en Andalucía y dentro en Málaga. Nuestro trabajo es hacer brillar la luz de Málaga y la Costa del Sol dentro de lo que es España. Y ese fue nuestro esfuerzo. Que pensaran que Málaga era un sitio atractivo e interesante para poder poner una ruta con futuro y con demanda de viajeros.

Delta ya estuvo muchos años operando el Málaga-Nueva York y ahora lo recupera United. Se entiende que ha visto que sí hay negocio en Málaga.

La demanda de tráfico aéreo entre Málaga y Estados Unidos no es algo coyuntural o de moda sino que es estructural. Este año tenemos además un apoyo fabuloso para hacernos visibles que es el 50 aniversario de la muerte de Picasso, que todo el mundo supongo que sabrá ya que nació en Málaga y que aquí tiene un museo estupendo y su casa natal. Es una marca muy valorada en el mundo anglosajón y especialmente en EE. UU. y Canadá.

¿Están hablando para abrir más rutas directas entre EE. UU. y Málaga?

Hablamos con todas las compañías. Nosotros hacemos casos de negocio. Con cualquier ciudad del mundo hacemos un informe sobre cuántas personas están interesadas en ese destino para viajar desde Málaga o Andalucía o que vengan aquí al analizar los hubs de otras ciudades. Estimamos la demanda de pasajeros, vemos los costes operativos de las compañías aéreas en función de los aviones que utilizan, les decimos cuál debería ser el precio medio del billete y la ocupación media para cubrir los costes… Y si vemos que salen los números les decimos a las compañías que les puede interesar.

Le dan todo el trabajo hecho entonces a la compañía.

Luego la compañía tiene sus datos internos y no todas operan igual. No voy a decir que les damos todo el trabajo hecho, pero un 70% sí. Las compañías lo podrían hacer también, pero no pueden hacer el caso de negocio de 100 destinos todos los años. Pero si nosotros ya le damos hecho el caso de negocio de Málaga vamos un paso por delante de otros destinos que no le facilitan esa información.

¿Qué ciudades entonces podrían ser rentables para las compañías que tuvieran una conexión directa con Málaga?

Ahí estamos hablando. También es verdad que ahora mismo hay una cierta escasez de aviones, de tripulación y pilotos. Ya no se trata solo de que sea rentable sino de que seas más rentable que otro destino. Volar a Málaga puede tener una rentabilidad del 8% pero si otro destino tiene otra del 10% se pueden ir al otro. Pese a la incertidumbre, las compañías están comprando aviones para renovar sus flotas porque es muy importante el consumo de combustible y la sostenibilidad. Ahora los aviones consumen un 20% menos que un avión que se vendía hace 20 años. Y hay que tener en cuenta que el coste del combustible puede representar el 35% del coste del vuelo. A la sociedad hay que mandarle además un mensaje de que estamos convencidos en la apuesta por la sostenibilidad y para ello hay que emitir menos CO2 cada año. Lo vamos a hacer todos. Las compañías con los nuevos aviones y en Aena también.

Pedro Bendala. A. R.

Ha comentado que encendieron la bombilla de Málaga para que viniera el vuelo de Nueva York. En Sevilla se han enfadado bastante porque ese vuelo no haya ido a la capital hispalense.

Nosotros, en Aena, tenemos la misma empresa en Málaga y en Sevilla y somos complementarios. Traemos tráfico para Málaga y para Andalucía. Sevilla tendrá su oportunidad porque estamos convencidos de que la demanda con Estados Unidos es suficiente e importante como para que haya varios vuelos a varias ciudades andaluzas. Intentaremos que a Málaga vengan todos los que puedan, pero Sevilla es un sitio estupendo y seguro que hay muchos norteamericanos interesados en volar directamente a Sevilla. Y luego esos turistas vienen también a Málaga u otras ciudades y al revés. Lo importante es que Andalucía tiene un vuelo directo con Estados Unidos. Y en el futuro estoy convencido de que habrá muchos más.

¿Qué expectativas hay de poder conectar Málaga de forma directa con destinos lejanos, especialmente Asia y Latinoamérica?

Algún día llegará. Nuestro mercado principal sigue siendo Europa. Los viajes de largo radio son un riesgo económico muy importante para las compañías. De cientos de miles de euros cada vuelo y hay que llenarlo. Se pueden acumular pérdidas millonarias y la compañía tiene que estar muy segura de que va a funcionar. Nosotros tenemos que estimular la demanda para que se puedan cubrir esos vuelos, haciendo promoción en ferias internacionales, con campañas institucionales… Hay que hacerlo donde se ve que hay una demanda suficiente para que se pueda poner ese vuelo. No se puede hacer un brindis al sol, sino un esfuerzo de promoción en destinos donde se ve que los vuelos puedan ser viables. Todo llegará. En cualquier caso, a día de hoy en el aeropuerto de Málaga no tenemos ningún problema de conectividad ni con Asia ni con Latinoamérica a través de los hubs de Madrid o de otros aeropuertos de Europa.

Cuando llegó el AVE, se resintió mucho la conexión aérea con Madrid y se perdieron clientes. ¿Teme que pueda pasar lo mismo con los AVE baratos, tanto a Madrid como a otros destinos nacionales de proximidad?

Puede ser una competencia y una oportunidad. Nuestro grueso de tráfico está con Europa. En el tema del AVE hay muchos pasajeros que pueden venir de Granada, Córdoba o Ciudad Real a Málaga para coger el avión aquí. Tener un tren de alta velocidad aumenta nuestra área de influencia. Tenemos un Cercanías que conecta cada 20 minutos con la estación del AVE. Cuanto más AVE haya y de más territorios más gente puede venir a coger todos los vuelos que tenemos.

¿Qué inversiones tiene previsto Aena para el aeropuerto de Málaga en 2023?

Estamos cambiando la climatización, los niveles de seguridad en los equipajes… Estamos en esa fase en la que el pasajero realmente ve poco de lo que se está cambiando, porque es interno. El grueso de la inversión está en esas mejoras. Por otra parte, en el lado aire, hemos puesto un pavimento nuevo en la pista antigua antes de que se pudiera deteriorar. También estamos cambiando el balizamiento. Intentamos que el mantenimiento sea preventivo, cambiar las cosas antes de que se deterioren. Nunca se ve nada roto.

¿Hay novedades previstas en el área comercial y de restauración?

Siempre hay tiendas o restaurantes que van cambiando. Es como el centro de la ciudad, donde pasas por la calle Larios y otras calles cercanas y siempre ves que ha cambiado algún local por otro. En el aeropuerto no vamos a esa velocidad, pero sí hay cambios continuos.

¿Qué le parece el proyecto de Ciudad Aeroportuaria que están planteando en Alhaurín de la Torre?

Un proyecto interesante que puede ser complementario con el aeropuerto y las actividades que desarrollamos. Queremos que el aeropuerto de Málaga genere suficiente actividad para que la Ciudad Aeroportuaria de Alhaurín encuentre su sentido.

Se está hablando en otras partes del mundo de taxis aéreos. ¿Hay algo previsto en Málaga?

En Europa no hay ni normativa, por lo que estamos en la fase regulatoria. Ahora es solo soñar. Pero también le puedo decir que no tengo ninguna duda de que lo veremos. Veremos aviones de hidrógeno, taxis aéreos… Pero no en los próximos años.

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