La explosión del Aeropuerto de Málaga es toda una realidad. El fin de la pandemia sanitaria de la Covid, que provocó el desplome en el escenario aéreo mundial, ha traído consigo una continua y espectacular evolución de la demanda de pasajeros que pasa por las instalaciones de la Costa del Sol.
Tanto es así que, de mantenerse la evolución de los primeros nueve meses del año, en los que se han acumulado 16,8 millones de viajeros, la presente anualidad podría cerrar con unos 25 millones de usuarios.
Un valor que estando aún lejos de los alrededor de 30 millones que puede llegar a captar tras la millonaria ampliación acometida hace ahora algo más de diez años (la nueva terminal abrió en 2010 y la segunda pista en 2012), obliga a analizar futuras operaciones de ampliación del complejo.
El interrogante es si el Gobierno central, por medio de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena), tiene en mente avanzar en esta dirección y anticiparse a potenciales necesidades venideras.
Los anuncios realizados en los últimos meses no apuntan en esta dirección, ya que son otros complejos, como el de Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante y Palma de Mallorca los que podrían ser merecedores de las principales inversiones estatales.
Muestra de la incertidumbre que pesa actualmente sobre el futuro inmediato del aeródromo malagueño es la posición que en este asunto mantiene el PSOE, principal pilar del actual Ejecutivo presidido por Pedro Sánchez.
El diputado socialista por Málaga, Ignacio López, defendía esta misma semana la labor realizada entre los años 2017 y 2021, en el marco del Documento de Regulación Aeroportuaria (DORA I), con una inversión de 144,8 millones de euros, cifra a la que sumar la planteada para el periodo 2022-2026.
"La capacidad actual en principio garantiza la adecuada atención de la demanda prevista en los próximos años, si bien es cierto que si el incremento de demanda prosigue a este ritmo habría que plantearse en un futuro una posible ampliación de la estructura aeroportuaria", ha llegado a admitir el representante socialista en una sesión de la Comisión de Transportes y Movilidad Sostenible del Congreso de los Diputados.
Frente a este planteamiento, la presidenta del PP de Málaga, Patricia Navarro, ha pedido al Gobierno que trabaje para la ampliación del aeropuerto, incidiendo en la importancia de "planificar ya esta redimensión para que no colapse y poder llegar a tiempo a ese crecimiento de pasajeros, operaciones y mercancías".
Más allá de las apreciaciones, los datos son concluyentes y constatan la necesidad de sentar las bases para futuras intervenciones. Las estadísticas oficiales concluyen que el de Málaga es uno de los aeropuertos nacionales que más ha crecido en demanda de pasajeros desde la pandemia. En concreto, hasta 2023, el número de viajeros que pasaron por sus instalaciones se ha disparado un 333%, pasando de menos de 5,2 millones a 22,3.
Un valor sólo superado en este mismo intervalo de tiempo por Palma de Mallorca, con un 409% (de 6.108.514 viajeros al cierre de 2020 pasó a 31.105.987 en 2023), mientras que los gigantes de Madrid, con un +252% (de 17.112.246 en 2020 a 60.220.984 en 2023), y Barcelona, con un 292% (de 12.738.769 pasajeros el año de la Covid a 49,9 millones el ejercicio pasado), están por debajo del crecimiento de Málaga.
La demanda actual supera las previsiones
Otro factor determinante es que el DORA II establecía unas previsiones de viajeros en el aeropuerto de Málaga de 13,4 millones en 2022, alcanzando los 20,8 millones en 2026. Las cifras superan con mucho estas estimaciones, como demuestra que el aeródromo cerró 2023 con 22.344.373.
Si el periodo de análisis se amplía a los últimos diez años, la conclusión es igualmente ilustrativa. Sirva decir que el Aeropuerto de la Costa del Sol cerró 2014, apenas año y medio después de que fuese inaugurada la segunda pista, con 13.748.976. Esto implica que el crecimiento en esta década ha sido del 62,5%. En el caso de sus competidores, el salto en Madrid ha sido del 44%; en Barcelona, del 33%, y en Palma de Mallorca, del 34,5%.
Todos estos números, resultado de la comparativa de los balances anuales de Aena, tienen traslación al observar lo ocurrido en los nueve primeros meses de este año. En este sentido, la cifra de pasajeros acumulada entre enero y agosto de 2024 es de 16.805.416, un 23,1% superior al mismo periodo de 2019 (antes de la Covid), valor que está por encima de lo sucedido en los otros grandes aeródromos del país.
Con estos datos sobre la mesa, hay expertos que admiten cierta preocupación y que apuntan la necesidad de afrontar los estudios necesarios para intervenir sobre la que se ha demostrado la principal infraestructura de la provincia de Málaga. "Es el corazón de la vida económica de la provincia", remarcan, alertando de que "las terminales se han quedado pequeñas y algo inadecuadas para servicios de largo radio y no Schengen", indican.
En este sentido, apuntan posibles acciones a medio plazo como la construcción de una nueva terminal hacia la nueva pista; la remodelación y ampliación de T1 y T2, así como la ampliación de los aparcamientos disponibles.
En esta misma línea se pronunció meses atrás el ingeniero Carlos Miró, uno de los referentes en materia de infraestructuras. "Sin aeropuerto, Málaga no sería lo que es y corre el riesgo, si no se atienden debidamente sus nuevas necesidades, de que colapse la actividad económica de una costa pensada y concebida exclusivamente para el ocio, con clientes a distancias superiores a los 2.000 kilómetros", dijo en una entrevista con este periódico, en la que pidió repensar el complejo para "seguir creciendo, no en viajeros, pero sí para que preste las funciones idóneas para la próxima revolución del transporte".