Carlos Díez de la Lastra (Madrid, 1970) ha sido una de las personas que más ha contribuido a mejorar la formación de excelencia en el sector turístico a escala mundial desde la escuela de Les Roches en Marbella. En este prestigioso centro hay alumnado de casi un centenar de nacionalidades que se preparan para dirigir los mejores hoteles del mundo, entre otros trabajos.
Su éxito en Marbella le llevó a ser elegido hace dos años CEO de toda la cadena, cuya sede central está en Suiza. De hecho, hacemos esta entrevista por videoconferencia. Vive a caballo entre Suiza y Marbella, aunque ha impulsado un plan de expansión que les ha llevado a abrir campus en Abu Dabi y, el año que viene, lo harán en China.
Su agenda, lógicamente, está muy cargada pero atiende a EL ESPAÑOL de Málaga con gusto para esta sección de A título personal. "Es un placer charlar y estos ratitos me despejan un poco", señala.
Estudió Administración de Empresas. ¿Cómo acabó trabajando en el sector de la formación?
Fue un poco por casualidad porque cuando estaba haciendo la carrera trabajaba por las tardes con una beca ayudando a la universidad atendiendo a las familias. Cuando terminé la carrera, la directora Recursos Humanos de la universidad donde estaba me ofreció ayudar al decano de mi facultad. Cada vez me fueron dando más responsabilidades. Siempre es más fácil encontrar un trabajo cuando ya tienes uno, estaba a gusto en la universidad y me quedé.
Durante años, cada vez que tenía intención de buscar otro empleo porque había estudiado para trabajar en marketing en alguna multinacional, me ofrecían un nuevo puesto. Y en un momento dado ya no busqué más porque me enamoré del sector de la educación. Es un sector espectacular si tienes tiempo y te gusta lo que haces. Entré en puestos de dirección y hasta ahora.
Estuvo muy ligado a la Universidad Europea en Madrid y Canarias. ¿Cómo recuerda esos años?
Hice toda mi carrera académica y profesional allí. Aprendí muchísimo. Fue una especie de máster acelerado porque en aquel momento era la primera universidad privada que contrataba directivos de gestión, con lo cual rompíamos moldes en aquella época y crecimos mucho. Nos convertimos en líderes del mercado. La Universidad Europea formaba parte de un grupo multinacional e iban a acometer un nuevo proyecto en Portugal. Me fui para allá como primera experiencia internacional y, de ahí, abrimos la primera universidad privada de Canarias.
Mi entonces mujer, ahora ex mujer, es andaluza y le dije al presidente del grupo que si había algún proyecto en Andalucía pensara en mí para estar más cerca de la familia. Y lo hizo. Este grupo era entonces propietario del centro de Les Roches en Marbella y entré con la intención de impulsarlo.
Y se llevó una desagradable sorpresa.
Sí. Les Roches pertenecía al grupo Laureate, que era el mismo propietario de la Universidad Europea. Cuando llevaba un año y pico en Marbella me llamó el presidente de Laureate y me dijo que sus analistas habían pensado vender alguna universidad de las 30 que tenía porque iban a salir a Bolsa en Estados Unidos y estaban apalancados financieramente. Y las que iban a vender era la mía y otra.
Yo era vicepresidente de expansión antes de coger el proyecto de Les Roches y ya hablábamos de la Universidad Europea en Málaga. La idea era que yo llevara ambas, la Universidad Europea en Málaga y Les Roches. Me dijeron, “lo siento, todo el proyecto que te habíamos prometido desaparece, te cambias a otro grupo y se vende la universidad a otra empresa con los directivos que ya estáis”.
En solo unas horas cambió todo mi escenario, perspectivas y las razones por las que había ido a Marbella a trabajar. Fue un momento duro. Mi familia y yo estábamos felices en Marbella, pero el proyecto profesional ahora era menor. Pasaba a ser el director de una pequeña universidad dependiente de Suiza. Fue delicado, pero me quedé porque mi familia estaba contenta en Marbella y porque pensé que un buen directivo lo es en un proyecto grande o en un proyecto pequeño.
Y pasó del peor momento a su mejor momento profesional.
Les Roches fue vendida al grupo Eurazeo, que es con el que estamos ahora. Me puse el desafío de convertir el campus de Les Roches en Marbella en el más importante de la marca a nivel mundial, siendo además España un país líder en turismo. Al principio creo que ni los empleados confiaban en ello, pero lo conseguimos hace cinco años. Hemos superado al campus de Suiza y el de Marbella es el que más talento recibe de toda la marca. El grupo lo vio y me ofreció dirigir la marca a nivel mundial.
Entró como director de Les Roches en Marbella en enero de 2014. ¿Le produjo vértigo ver a tantos alumnos de tantas nacionalidades?
Es un modelo precioso. Había pasado por varios modelos de universidad pero nunca por un modelo de boutique educativa como Les Roches de escala tan internacional. Lo que más miedo me daba es que yo no había trabajado constantemente en inglés. Como decía un anterior jefe mío, pareces un 25% más estúpido cuando trabajas en otra lengua que no es la tuya y es cierto. Pierdes habilidades porque no estás en tu salsa, pero con el tiempo te vas acostumbrando y luego tienes la parte bonita de todos los proyectos que haces, los países que conoces, los foros en los que hablas con ministros de países y directivos de grandes compañías. Es otra dimensión. Les Roches es una de las mejores universidades del mundo en hospitality.
¿En qué momento se encuentra ahora Les Roches?
Si lo definiera con una palabra es excitante. Nosotros vamos bien y seguimos en crecimiento, pero es cierto que estamos viviendo un momento de muchos cambios geopolíticos que están afectando al volumen de alumnos internacionales procedentes del este de Europa o de otros puntos. No crecemos al mismo ritmo de antes de la pandemia, pero vemos que nuestros competidores están decreciendo por lo que no nos podemos quejar, estamos contentos.
Por otra parte, es excitante porque estamos lanzando muchos proyectos nuevos. Desde un programa específico de formación en el área deportiva a un programa de cruceros de lujo que está funcionando muy bien. Y, sobre todo, estamos inmersos en un proyecto de expansión. Les Roches tiene 70 años de historia. Las marcas suizas son muy conservadoras. Les Roches ya fue pionera porque cuando sus competidores no se movían de Suiza apostó por abrir una sede en Marbella.
Ahora somos la única entre las grandes que tenemos un gran plan de expansión internacional. Abrimos hace un mes un campus en Abu Dabi, vamos a abrir otro campus en Shanghai en septiembre de 2025 que será el primero de otros en China y tenemos otros dos proyectos para abrir dos campus más en 2026. En 70 años hubo solo un movimiento internacional abriendo Marbella y en tres o cuatro años vamos a poder tener seis más.
También tenemos un acuerdo con el gobierno saudí. Somos su partner más importante para formación en desarrollo turístico hasta 2030. Y estamos hablando con más gobiernos y más multinacionales. Es mucho trabajo, muchas negociaciones. Día a día veo mi agenda y tengo un montón de proyectos, un montón de cosas y no es agradable como trabajador, pero es muy agradable como gestor de proyectos. Es muy excitante. Con cosas buenas y cosas malas. Hay momentos que preferiría tener menos excitación y estar más tranquilo y hay otros que estoy disfrutando como un enano.
Entró como CEO global de Les Roches en abril de 2022. Le ha cundido el tiempo.
Sí (se ríe). La verdad es que me ha cundido bastante. No me aburro. Además hemos tenido un plan de reestructuración para recuperar la buena salud financiera del campus de Suiza. Y, por otra parte, no es fácil venir como español a Suiza a dirigir. No están acostumbrados a eso, a que el español venga a decir lo que tienen que hacer. Ha habido algunas resistencias sociales, es normal, pero es parte del aprendizaje
Teniendo alumnos de casi un centenar de nacionalidades entiendo que el networking y la conexión entre ex alumnos debe ser muy importante para encontrar buenos trabajos. Tienen a gente trabajando en hoteles de todo el mundo.
Sí, realmente es importantísimo. Siempre lo digo. Cuando nosotros hablamos de empleabilidad ya no hablo nunca de porcentajes de empleabilidad porque tenemos 100%. Hablamos de media de ofertas por estudiante, que son tres o cuatro. Nuestro modelo educativo es muy bueno, pero también hay que tener en cuenta que el networking es un valor muy importante. Un alumno no solo se lleva una buena educación sino también networking con las familias mejor posicionadas en el sector turístico a escala mundial. Cuando se estudia en Les Roches te haces amigo fácilmente de gente de 20 ó 30 países y suelen ser todos de clase alta o muy alta. Y eso marca una diferencia brutal en tu carrera profesional a futuro.
¿Cuánto cuesta estudiar en Les Roches?
No somos baratos. Somos un poquito más caros que una universidad privada en España. Pero también porque estamos entre las cinco mejores universidades del mundo en hospitality todos los años. Tenemos un 30% de alumnos con algún tipo de beca. De todas formas, si realmente quieres trabajar en este sector siempre digo que lo prueben. No es solo trabajar en hoteles, sino también en atención al cliente y gestión de equipos premium.
En España pasa menos, pero en Estados Unidos los anglosajones sí que lo ven así. Es una inversión. Inviertes un dinero en tu formación, pero entras mejor posicionado, progresas más rápido y tienes un mejor salario. Se amortiza el coste de la universidad en poco tiempo y el resto de la carrera profesional es un beneficio extra. Es verdad que no todo el mundo tiene la capacidad para hacer esa inversión y no todo el mundo tiene esa mentalidad. ¿Cuántas familias en España se meten en un crédito para pagar los estudios de su hijo o hija? Muy pocas. En Estados Unidos empiezan a ahorrar para la universidad desde que los niños están en el colegio porque lo ven como una inversión. Pero en Europa, sobre todo en Europa del Sur, tenemos todavía una mentalidad con respecto a la educación muy subvencionada.
Es desde luego otra mentalidad. La tasa en las universidades públicas es muy inferior al coste real, hay becas y aún así hay gente a la que le parece caro.
Sí, sí, es verdad. El coste para el Estado por estudiante de una universidad pública muchas veces no se valora. Eso no es gratis. Es el Estado el que está invirtiendo en tu formación. España tiene un sistema educativo súper fuerte y súper cubierto comparado con otros países. Obviamente una privada está obligada a hacerlo mejor que nadie, porque si no la gente no iba a pagar la diferencia, que es de varios miles de euros.
"¿Cuántas familias en España se meten en un crédito para pagar los estudios de su hijo o hija? Muy pocas. Tenemos una mentalidad de educación muy subvencionada"
Usted está continuamente viajando por el extranjero. ¿Se habla más de Málaga en los últimos años?
Cuando viajas es cuando te das más cuenta de lo que tenemos en casa y no lo apreciamos. Estamos en un momento en Málaga maravilloso. Es una ciudad que está en una evolución fantástica en todos los sentidos, no solo en crecimiento económico, que eso ya lo dicen los números y en crecimiento de turistas, sino también en calidad, porque se puede crecer de muchas maneras. Y Málaga no está creciendo solo en volumen, está creciendo también en calidad.
Málaga empieza a ser un referente. Marbella siempre lo ha sido. Cada vez que viajas y dices Marbella es muy habitual que la gente tome Marbella como una referencia de calidad y no tengas que explicar nada. A nosotros nos venía muy bien porque nuestro campus está asociado a la marca Marbella y nos ha ayudado mucho siempre. Pero ya empiezas a ver cómo la ciudad de Málaga empieza a tener ese runrún en los foros, la gente empieza a conocerla y empieza a hablar de lo positivo de la ciudad. Empiezan a saber lo que está pasando en la ciudad y eso es tremendamente positivo.
No somos conscientes del valor que tiene la progresión que ha hecho Málaga en los últimos años. Es decir, lo que ha conseguido Málaga como centro cultural es una barbaridad. No conozco ninguna ciudad que lo haya hecho tan rápido y tan bien. Y también en el aspecto tecnológico. Es verdad que comparamos y hablamos del Silicon Valley y tal. No es comparable, pero cuando viajas y hablas con políticos o empresarios de otras ciudades te das cuenta de que están intentando coger el maná de la tecnología y no es sencillo. Muchas ciudades lo están intentando, lo están metiendo en sus planes estratégicos y pocas realmente han conseguido resultados palpables. Málaga está en un momento fantástico y está posicionándose sin duda en este sector.
Se habla mucho en Málaga del temor a morir de éxito. ¿Qué opina usted?
Me hace mucha gracia lo de morir de éxito porque de éxito nunca se muere. Mueres si conviertes el éxito en fracaso. Como todas las ciudades que están en un crecimiento turístico fuerte corre el riesgo de perder algo de personalidad. Es normal, le pasa a todas las grandes ciudades.
Uno de los principales problemas que puede tener es la proliferación de viviendas turísticas en el centro, como ha pasado en Barcelona u otras ciudades. Pero ahí la única receta que conozco es una buena sintonía público-privada. El sector público no puede cerrar el grifo porque se cierra la economía. Si cierras el grifo los inversores se van, se empieza a sufrir caídas y problemas económicos importantes en la ciudad como pasó en Barcelona. Hay que negociar y hablar con el sector privado. Dar la bienvenida a los inversores, pero diciéndoles que lo pueden hacer en este sitio, con esta forma y con estas prioridades. Hay muchas herramientas políticas para hacerlo. No solo puedes castigar, también puedes incentivar. Decirles, oye, en vez de invertir en esta calle que está muy saturada invierte cuatro calles más para allá y te doy beneficios fiscales o algún apoyo. Los empresarios al final hacen números y si el beneficio es interesante van a moverse en la dirección que tú quieres.
Un reto sobre la mesa es el de las infraestructuras.
Sí porque puede pasar que no crezcas con infraestructuras al ritmo que la ciudad crece. Y ahí hay dos infraestructuras claves: las carreteras y el aeropuerto. Si, por ejemplo, no das acceso bueno al parque tecnológico por carretera las empresas hablan entre ellas y se cuentan los problemas. Hay que anticiparse a los problemas porque si no el run run negativo puede hacer que en un momento determinado el daño sea mayor que el coste que te suponía arreglarlo antes. Eso es planificación.
Usted vive a caballo entre Suiza y Marbella. ¿Ve imprescindible la creación del tren litoral?
Parece lógico que una ciudad como Marbella, que es la única ciudad con más de 150.000 habitantes que no tiene tren de España, tenga una conexión por tren. Es una zona con un alto volumen de habitantes y el tren es un medio de transporte eficiente y seguro. Puede que haya colectivos a los que no les guste, sobre todo a gente con dinero de sobra que va a Marbella buscando tranquilidad y pueden pagarse un chófer privado o un taxi. Pero si hablas con los hoteleros, con el resto de empresarios y gente normal todo el mundo está deseando que haya un tren para que sea más fácil ir a trabajar a Marbella.
En mi opinión, debería estar el tren cuanto antes. El problema es que al final estamos en un país donde tienen que unirse los intereses y la confluencia de mucha gente queriendo lo mismo para que se haga realidad. Y hoy en día, como está la política, si hace 30 años ya costaba, imagínate ahora.
Aparte de eso ahora es todo más caro y hay menos sitio para hacerlo que hace 30 años.
También hay mejor tecnología para hacerlo.
Otro de los temas preocupantes es la falta de vivienda. En zonas como Marbella los hoteleros tienen serios problemas para captar a trabajadores porque alquilar una vivienda es muy caro. Lógicamente se solucionaría el problema construyendo más pero ¿qué se puede hacer a corto plazo?
Es un tema candente del que hablamos en todos los foros con los hoteleros. En las islas es un problema dramático porque no tienen espacio para construir. En Marbella no se llega a ese extremo porque la gente se puede desplazar más, pero hay un número de kilómetros a partir de los cuales al empleado ya no le compensa irse a Marbella a trabajar todos los días por el gasto que le supone.
La solución más sencilla es mejorar la comunicación. El rango de kilómetros que la gente está dispuesto a separarse del centro o la ciudad depende mucho de lo que te cueste llegar. Es decir, si tienes unas comunicaciones fantásticas, a lo mejor la gente está dispuesta a irse a Málaga o a cualquier otra zona a vivir y luego trabajar en Marbella. Pero si tienes una carretera colapsada y tienes que pagar la autopista, pues ya no es una opción.
La solución a medio plazo lógicamente es construir, pero es verdad que el coste del suelo es muy caro y una persona de clase media no puede acceder a esos precios de vivienda. Ahí tiene que meterse el sector público, reservar espacios para viviendas para jóvenes y trabajadores. Y ahí estoy convencido de que muchos hoteles, si no todos, estarían dispuestos a hacer una inversión con unas condiciones ventajosas para poder construir edificios destinados solo a alojar empleados con una ley que diga, por ejemplo, que el precio del alquiler a trabajadores no puede superar el 20% de su salario. El empresario no va hacer negocio con eso, sino a facilitar que tu negocio principal no sufra porque vas a tener empleados sin que se tengan que dejar el sueldo en una vivienda.
Hablábamos al principio de la entrevista de su paso por la Universidad Europea, ¿qué le parece su apertura en Málaga?
Fantástico. He estado siguiendo muy de cerca el proyecto. Los políticos locales me pidieron opinión porque sabían que había trabajado allí y he avalado tanto este proyecto en Málaga como el que tiene la Alfonso X. Son dos universidades con una gran capacidad de traer proyectos de calidad porque tienen grupos fuertes detrás que les apoyan.
La universidad privada es una de las mejores industrias. Te trae talento de fuera y hace que se retenga el local. Cuando estaba en la Universidad Europea en Madrid, la región que más alumnos nos mandaba en porcentaje era Andalucía. Al final piensas que el talento de las familias con más contactos, más networking y más capacidad económica se iba a Madrid o a Barcelona a formarse en universidades privadas y muchos de ellos acababan desarrollando su carrera profesional fuera de Andalucía, perdiendo la región ese talento. Tener universidades privadas, junto con las públicas, es algo que hace bien al sector de la educación.