Han pasado 80 días y todavía no ha escampado la tormenta en Volkswagen, ni tampoco sobre sus filiales, como la española Seat. La marca de Martorell se enfrenta a pérdidas este año de unos 100 millones de euros, pese a que hasta septiembre registraba beneficios. La factoría catalana también se encuentra en el epicentro de la reorganización de la producción que Volkswagen rumia desde que estalló la crisis de las emisiones de sus motores diesel.
Según avanzó el diario alemán Handelsblatt, Volkswagen examina trasladar la producción del Audi Q3, el todocamino de lujo, e introducir a cambio el modelo A1, un utilitario más pequeño (es similar al Seat Ibiza), que deja menos márgenes porque es más barato y que conlleva una menor carga de trabajo. La producción del primero requiere 28 horas, mientras que en el segundo son 17 horas. “Para nosotros, esto sería un desastre”, dijo al rotativo alemán el miembro del comité de empresa de Seat, Matías Carnero. En Seat Volkswagen declinaron realizar comentarios sobre estos y otros planes sin confirmar.
El Audi Q3 entró en la línea de montaje a mediados de 2011 y desde entonces han salido de la planta catalana cerca de 350.000 vehículos de este modelo, cuyo ciclo esperado de fabricación estimado se sitúa en siete u ocho años (2018-19) hasta que salga al mercado la siguiente generación. Es el coche más caro fabricado en territorio español y su llegada a España simbolizó un salto de calidad y estabilidad para el sector, en el que los coches de alta gama aguantan mejor los ciclos de crisis.
Todas ellas son absolutamente dependientes de la demanda exterior y, por tanto, vulnerables a la actual crisis desatada en EEUU y que ha tenido un efecto contagio a Europa. El 80% de los coches que se fabrican en España van al exterior. Este año podría superar los 2,6 millones de vehículos, que suponen un peso del sector en el Producto Interior Bruto (PIB) del 7,6% y emplea al 9% de la población activa, entre empleos directos e indirectos.
Consecuencias para el empleo
La hipotética decisión de trasladar la producción del vehículo de alta gama es todo un revés para el empleo en Martorell, que había dado un salto dentro de las plantas de Volkswagen con su exitosa fabricación de SUV de Audi. Precisamente, la semana pasada, la planta anunciaba la incorporación de 100 eventuales a su plantilla fija por el buen comportamiento de las ventas del Q3. En general, las ventas del grupo en España apenas han notado de la crisis del ‘dieselgate’. En noviembre, la enseña alemana se mantuvo al frente de fabricantes con un crecimiento interanual del 18%, hasta 81.228 coches, según datos de Anfac.
En España, el problema está focalizado en Navarra y Barcelona, donde se encuentran sus dos plantas principales de fabricación: Landaben, donde fabrica el utilitario Polo para todo el mundo; y Martorell, la factoría de Seat donde produce el León y el Ibiza, los dos modelos estrella de la otrora empresa española, junto al Q3 de Audi.
Las dos plantas de fabricación suman 17.000 empleados, aunque es en Martorell donde se encuentra el foco de las inversiones. Como informó EL ESPAÑOL, la factoría tiene comprometida una inversión de 3.300 millones hasta 2019, que contemplaría la hipotética incorporación a las líneas de montaje el A1 de Audi, fabricado en Bélgica y que en España iban a absorber entre las plantas de Landaben y Martorell.
Pese a los mensajes oficiales de que se mantendrán las inversiones, el grupo alemán ha dejado en el aire su planes anteriores a la crisis, a la espera de examinar su verdadero impacto. El grupo alemán se ha preparado para capear el temporal con una línea temporal de crédito de 20.000 millones de euros.
A mediados del mes pasado confirmó un recorte inicial de 1.000 millones de euros en su inversión global. La medida es previsible debido a que se espera una caída de ventas del grupo, como ya ha sucedido en mercados como el de EEUU, donde sus cifras registraron en noviembre caídas del 50% respecto al mismo mes de 2014.