La Dirección General de Tráfico no pasa por su mejor momento. Tras la brusca salida hace apenas un mes de su directora general, Maria Seguí, el organismo tiene que lidiar con unas tasas de siniestralidad que no hacen más que crecer en lo que va de año.
En 2015 asistimos a la primera subida de la siniestralidad en nuestras carreteras desde el año 2007, hecho que se está agravando de forma alarmante en lo que llevamos de 2016. De los ocho primeros meses del año, en siete de ellos la cifra de fallecidos ha ascendido respecto al año pasado.
Con casi 800 fallecidos en lo que llevamos de año, la subida es del orden del 9% respecto a 2015, lo que nos lleva a pensar que, si la tendencia se mantiene -que todo apunta a que sí- 2016 se convertirá en el peor de los últimos cuatro o cinco años.
Este aumento en el número de víctimas mortales se debe a varios factores. El primero es el bloqueo político de nuestro país, que redunda en menores cifras de inversión en la red vial. Por otra parte, la incipiente recuperación económica ha provocado un aumento en el número de desplazamientos por carretera.
Este aumento en los viajes tiene un efecto multiplicador debido a la cada vez mayor antigüedad del parque móvil nacional, con una media de 14 años, colocándose como el segundo más antiguo de la UE. Como dato a destacar, en el año 2008 la antigüedad media era de sólo 6.5 años.