Se puede negar que James Glickenhaus es todo un amante de los coches. El ex-director de cine amasó una gran fortuna sabiendo dónde invertir y gran parte de la misma la decidió invertir en su gran pasión: los coches. Lejos de ser uno de esos excéntricos ricos que deciden amontonar todo tipo de exóticos vehículos en su garaje, como si se tratara de una versión con motores del Pokémon GO, el neoyorquino decidió hacerse sus propios coches, siempre inspirados en modelos icónicos de la historia del automóvil.
Su primer proyecto fue el de transformar el excesivo Enzo Ferrari en una obra de arte. Con la ayuda de Pininfarina (con Paolo Garella a la cabeza), el coleccionista estadounidense, encargó en 2005 el diseño y la construcción del conocido como P4/5, pero esta vez con un envoltorio de otra época. Se valoró el conjunto en unos 4 millones de dólares, pero a cambio lo hizo famoso a lo largo y ancho del planeta, e incluso se reconoció su belleza en el exclusivo Concurso de Elegancia de Pebble Beach, allí donde se reúnen año tras año algunos de los coches más espectaculares de la historia, así como algunas de las subastas más abultadas.
Es entonces cuando empezó una relación de amor-odio entre Ferrari y Glickenhaus. A la firma de Maranello no le gustó que un modelo con la base del Enzo Ferrari eclipsara a su homenaje al fundador de la marca y menos aún, que años después ‘Jim’ decidiera dar un paso más construyendo la versión de competición de su P4/5 también partiendo de un F430 Scuderia y utilizando gran parte de las entrañas mecánicas del GT2.
James incluso se atrevió a ir más allá y poner el logotipo del Cavallino Rampante a un modelo híbrido que obviamente no tenía el visto bueno de la marca para competir bajo los colores oficiales. Lejos de considerarlo como un homenaje, Ferrari lo vio como una afrenta, queriendo romper completamente con este diseño con su recientemente presentado LaFerrari. Glickenhaus, lejos de mantener una batalla personal sin ganadores, decidió dar un paso más y crear su propio equipo, la Scuderia Cameron Glickenhaus.
Su deseo era el de construir un coche que pudiera competir el domingo y que con apenas unas pequeñas modificaciones (como la de sustituir los neumáticos por unos homologados para rodar por carretera) poder viajar esa misma noche a cenar en algún lujoso restaurante francés. Un coche totalmente homologado para circular entre el tráfico de Nürburgring, tanto en carrera como fuera de la pista, que incluso pudiera destrozar el crono marcado por el que hasta ese momento era el referente del Infierno Verde, el Pagani Zonda.
El denominado SCG003 fue presentado en 2015, un increíble deportivo de competición con monocasco de fibra de carbono y un poderoso motor V6 3.5 biturbo de origen Honda en sus entrañas para poco más de 1.200 kilógramos de peso. Para competir en las 24 Horas de Nürburgring 2016, el equipo construyó dos unidades, una sin decoración, con la fibra de carbono a flor de piel denominada ‘Macchinauno’ y otra con una librea amarilla a la que se le llamó originalmente como ‘Macchinadue’. Esta última se fue contra el muro durante los entrenamientos, mientras que la otra terminó en un digno 35º puesto después de numerosos problemas de motor, seña de identidad de Honda en los últimos tiempos.
¿Y ahora cuál es el siguiente paso?
Aunque el resultado en el siempre complicado Nordschleife no parece muy prometedor, lo cierto es que en otras pruebas de resistencia el SCG003 ha demostrado estar en condiciones de luchar por una victoria siempre y cuando la fiabilidad le respete. James quiere seguir soñando y haciendo soñar, una suerte de Carroll Shelby moderno, aunque perfectamente consciente de que no podrá hacerse más rico a través de ello.
Mientras tanto, este entusiasta del automovilismo ya ha puesto a disposición de los Gentleman drivers su SCG003, permitiendo alquilarlo tanto para carreras al sprint o de resistencia a través de distintos paquetes. Cada uno de ellos incluirá dependiendo de lo contratado lo necesario para bajarse del avión y competir. Repuestos, empleados, combustible, neumáticos e inscripción están incluidos, siempre y cuando esté dispuesto a pagar unos precios que aunque no han sido revelados a buen seguro será astronómicos. Quien sabe si también te dejarán conducirlo en carretera abierta para ir a cenar a un lujoso restaurante de París. Para los que puedan esperar, Glickenhaus y su equipo ya están preparando una versión de calle denominada SCG003S que se presentará en el próximo Salón de Ginebra.