El mercado automovilístico es muy variado dependiendo del lugar. En Europa tenemos unas costumbres y unos gustos que no tienen porqué coincidir, por ejemplo, con los de Japón o Norteamérica. Es en éste último territorio donde Mercedes-Benz está planteándose tomar una decisión un tanto drástica.
A estas alturas no hay prácticamente nadie en el mundo que no conozca, o al menos haya oído hablar del escándalo de las emisiones contaminantes del Grupo Volkswagen, de los que varios de sus motores diésel han resultado bastante más contaminantes de lo que inicialmente parecía, saltándose los límites y la legalidad al intentar ocultarlo.
Tras una serie de reacciones en cadena, las marcas han comenzado a darse cuenta de que el diésel ha dejado de ser aquel combustible barato que permitía motorizar cualquier tipo de vehículo con unos consumos y emisiones muy asequibles. Tal es así, que en el propio consumidor se ha empezado a percibir el rechazo hacia este combustible.
Mercedes-Benz ha comenzado a tomar cartas en el asunto, y a la decisión de hace unas semanas de la no comercialización del C300d 4MATIC en EEUU pese a la previsión inicial de sí hacerlo, desde la marca de la estrella están replanteando su estrategia para la región, planeando incluso la absoluta extinción y retirada de todas las mecánicas diésel en el mercado norteamericano.
Actualmente Mercedes no comercializa en EEUU ninguna motorización diésel, pero estaba centrada en que el GLS recibiese el motor 350d en cuanto superase las pruebas de emisiones, test a los que se está sometiendo en la actualidad, y que son el paso final para poder vender el motor en EEUU.
Además la firma de la estrella tenía en mente que el GLE y GLC recibiesen también motores diésel para ampliar las opciones mecánicas, algo que a estas alturas parece difícil que finalmente ocurra aunque superen las pruebas de emisiones. Mercedes se muestra confiada respecto a la superación de las pruebas, aunque la decisión de abandonar la comercialización del diésel puede servir para precipitar los acontecimientos.
Mercedes no es la única marca que tenía en sus planes inmediatos la comercialización de motores diésel en EEUU, ya que Audi, pese a todo, pese al Dieselgate, se mantiene firme en su decisión de ofrecer un motor TDI para el gran SUV Q7 en los próximos meses.