La berlina compacta de Skoda, el Octavia, ha sufrido en esta tercera generación un profundo restyling a mitad de vida con diversos cambios tanto en la imagen como en la tecnología, quitando sistemas hasta ahora inéditos en la gama del modelo checo.
Uno de los atractivos del Octavia es su variante deportiva RS, que está disponible en versiones tanto diésel como gasolina y en carrocerías berlina y familiar. Con la llegada de la actualización a la gama Octavia, el Octavia RS pasa también por quirófano para adaptar su imagen a la de sus hermanos.
El frontal es, con mucha diferencia, la parte donde los cambios son más evidentes. El equipo de diseño de Skoda ha arriesgado mucho con esta nueva imagen, que polariza las opiniones entre amantes y detractores. Lo que es seguro es que el nuevo Octavia no deja indiferente.
La parrilla gana protagonismo al agrandar su tamaño, mientras que los faros cambian su estructura, separando sus ópticas. Con cuatro puntos de luz, el nuevo Octavia RS es más agresivo gracias también a un paragolpes rediseñado en el que las entradas de aire amplían su presencia. En estas versiones RS las ópticas interiores están mejor disimuladas que en las variantes "normales" gracias a la tonalidad oscura de la parrilla.
En la parte trasera los cambios son más sutiles, limitándose a un nuevo diseño interior para los pilotos, que ahora cuentan con una iluminación LED mejor definida y más atractiva. Se mantienen los detalles deportivos propios de esta versión como el alerón sobre el portón del maletero o los escapes integrados en el paragolpes.
Mecánicamente los cambios son también ínfimos, limitándose, al menos en una primera fase de lanzamiento, a eliminar la variante de gasolina y 220 CV, dejando como única opción la versión 2.0 TSI de 230 CV. Es posible que en los próximos meses llegue una variante con 245 CV. En diésel se mantiene la mecánica 2.0 TDI con 184 CV, la misma que ha estado disponible hasta ahora.