El progreso en la movilidad personal pasa, a día de hoy, por un afloramiento de la tecnología eléctrica en los vehículos privados, una tecnología que comienza a avanzar a día de hoy con cierta velocidad, empezando a postularse ya como una alternativa más o menos viable al vehículo de combustión tradicional.
No llueve sin embargo a gusto de todos cuando hablamos del coche eléctrico en términos de empleo. Y es que el CEO del fabricante de neumáticos Continental teme un recorte en el empleo de las fábricas en las que a día de hoy se construyen los vehículos convencionales.
Es evidente que la llegada del vehículo eléctrico de forma masiva traerá consigo numerosos cambios, cambios en algunos casos muy profundos tanto para el consumidor como para la propia industria, que tendrá que reconvertir ciertos sectores para poder seguir siendo competitiva.
Un motor eléctrico no es, ni de lejos, tan complejo de fabricar como un motor de combustión, siendo también menos "evolucionable", algo que perjudicará a los ingenieros. Además, un vehículo eléctrico requiere mucho menos mantenimiento que uno con motor térmico, por lo que el empleo en talleres también puede verse perjudicado.
El futuro del vehículo personal también puede hacer cambiar el concepto de otro tipo de servicios que actualmente están directamente vinculados al automóvil, como el de los seguros. Gracias a la popularización de sistemas autónomos de asistencia en casos de emergencia, un vehículo que se lance al mercado tendrá muchísimas menos probabilidades de sufrir un accidente, por lo que, poco a poco, los seguros de automóvil tendrán que enfocarse a otros aspectos.