Entrar en una factoría de automóviles es siempre una experiencia distinta, incluso se le podría considerar como una especie de coreografía sin fin que da como resultado la producción de un vehículo que ofrecer al ser humano la sensación de moverse en libertad. Este proceso es aún más especial cuando se habla de un superdeportivo realizado prácticamente de forma artesanal, en el que todos los detalles deben quedar perfectos para satisfacer los deseos del comprador.
A pesar de que todavía no se ha entregado a los primeros dueños, ya conocemos muchos detalles del Bugatti Chiron, el llamado a ser sustituto del popular Veyron con una tirada de apenas 500 unidades -las primeras 70 llegaran este mismo año- y cuyas cifras se caracterizan por dos factores, el monetario, debido a los 2,4 millones de euros que cuesta, y por la potencia, y es que este automóvil es capaz de entregar hasta 1.500 CV de potencia que lo empujan a 420 km/h con más facilidad que su antecesor.
Con él, Bugatti mantiene su objetivo de ofrecer a sus clientes, futuros propietarios de una de sus joyas, un producto exclusivo que se desmarca completamente de cualquier otro automóvil o superdeportivo que puedes encontrar en el mercado. Para dar una idea de lo especial que es cada unidad que sale de la factoría de Atelier, la firma gala ha publicado una serie de datos que dan una buena muestra de ello, empezando porque el comprador (por encargo) y el diseñador del Chiron se encuentran en contacto permanente para ayudar a la configuración de cada unidad. Cada detalle cuenta, aunque sea el más mínimo, e incluso se ofrece la posibilidad de que el cliente visite la fábrica en dos o tres ocasiones en los entre 6 y 9 meses que puede transcurrir desde el inicio de la producción hasta el final.
Por ejemplo, el pintado de las piezas de fibra de carbono de su carrocería se produce totalmente a mano y se estima que puede llevar hasta tres semanas hasta que se finaliza. No es para menos, requiere la aplicación de hasta 8 capas de pintura, pudiendo elegir el cliente entre hasta 23 colores para la carrocería, 31 para el interior y entre numerosas opciones para los remates de los asientos, los tipos de alfombrillas o la decena de distintos tipos de cinturones de seguridad que ahí disponibles.
En cuanto al corazón, estamos hablando del motor 8.0 W16 Quad-Turbo que se fabrica en la línea que Volkswagen tiene en Salzgitter y pesa 628 kilógramos, lo mismo que pesaba el de su antecesor. Tanto en esa factoría como los 20 empleados que trabajan en la fabricación de las 500 unidades del Chiron -70 al año- son algunos de los mejores operarios y artesanos que tiene el Grupo Volkswagen en plantilla, con el objetivo de que cada pieza alcance la máxima calidad que se exige a un vehículo de estas características.
En cada uno de los 12 boxes que conforman la fábrica de Bugatti, se ensamblan las 1.800 piezas de cada uno de los Chiron, algo que requiere el atornillado de hasta 1.098 componentes distintos, realizando un registro en el que se puede consultar el par de apriete ejercido a la hora de ajustar cada uno de los tornillos. Respecto al chasis, está formado por sólo dos piezas, un monocasco de carbono que hace las veces de habitáculo y el chasis donde se monta el propulsor. Ambas se unen a través del “matrimonio”, unión que se traduce en 14 tornillos de Titanio repartidos por ambas estructuras.
Una vez se termina la fabricación, cada unidad es sometida a un riguroso proceso de verificación y test. Banco de potencia, laboratorio climático para comprobar la estanqueidad y aislante térmico, así como pruebas en circuitos cerrados y secciones de la Autobahn a altas velocidades para comprobar que cada elemento está correctamente instalado. Tras ello, se sustituyen los elementos sometidos a mayor desgaste como llantas, neumáticos, aceite de la transmisión o fondo plano antes de ser entregado. Si algo va mal, siempre te quedarán los ‘Flying Doctors’, un grupo de urgencia de mecánicos muy cualificados que se desplazarán vía aérea hasta el lugar donde hayas sufrido la avería. Todo un lujo.