Las llamadas a revisión son un fenómeno habitual y completamente normal dentro de la industria automovilística. Un coche actual está compuesto por miles de piezas, las cuales son susceptibles de fallar en mayor o menor proporción, algo que las marcas comprueban a lo largo de toda la vida comercial de un modelo.
Es por ello que una llamada a revisión no debería suponer un problema ni para la marca ni para los usuarios del modelo en concreto, ni por supuesto un desprestigio para el modelo siempre y cuando el fabricante sea capaz de reconocer el fallo sin que suponga un perjuicio para el cliente.
No obstante, resulta sorprendente como BMW ha realizado una llamada a revisión de su modelo eléctrico i3 motivada por una fuga de combustible. Lo que a priori puede resultar una contradicción, se explica por la existencia de una versión del i3 equipada con un pequeño motor térmico que actúa como extensor de autonomía.
La llamada a revisión afecta a algo más de 19.000 unidades vendidas en EEUU, que tendrán que ser revisadas con carácter urgente en dependencias de la marca bávara para revisar y solucionar un problema de escape de vapores de combustible del pequeño depósito de 10 litros, gases que pueden llegar a inflamarse, provocando un incendio.
De momento no se tiene constancia de ningún incidente por esta causa, pero BMW ha comenzado ya las acciones para eliminar el problema de la forma más rápida posible en este modelo tan peculiar que se ha convertido en uno de los embajadores más visibles de la movilidad ecológica dentro de la marca alemana.