Skoda se ha convertido en una de las marcas más lógicas del mercado actual gracias a una gama inteligentemente dispuesta, con alternativas muy razonables y atractivas en numerosos segmentos. Es el caso de los Rapid y Sportback, modelos compactos, de construcción humilde, pero con la imagen y calidad de un vehículo del Grupo Volkswagen.
Los dos modelos mencionados llevan cuatro años en el mercado, y la marca checa ha decidido dar un empujón a sus ventas con una renovación estética a mitad de su ciclo de vida que trae consigo, además, nuevos motores y una carga tecnológica más extensa.
Estéticamente los nuevos modelos se distinguen sobre todo por su parte delantera, con unos rasgos que, si bien son muy similares a las de sus antecesores, están mejor rematados, son más armónicos y ofrecen una mayor sensación de calidad. Se podría decir que el frontal recuerda ahora más que nunca a modelos como el Fabia o el Superb.
En la parte trasera se ha renovado el diseño interior de los pilotos, con una firma lumínica similar a la del nuevo Octavia. Se han añadido también nuevas opciones en la gama de llantas de aleación. En el Spaceback, la luneta del portón trasero es más grande, mejorando la visibilidad.
En el interior los cambios se han centrado en mejorar el equipamiento y las posibilidades de personalización con nuevos revestimientos y nuevas opciones multimedia, entre las que destaca un equipo de última generación, similar al de los últimos Skoda, con capacidad para generar una red Wifi en el interior del habitáculo.
También es nueva la instrumentación, con grafías más agradables a la vista y un ordenador de abordo más completo y legible. Por si fuera poco, ambos modelos estrenan, por primera vez, un nuevo sistema de iluminación bixenón con luces diurnas LED y asistente de luces largas automáticas.
Además de los detalles de equipamiento, tanto el Rapid como el Spaceback montarán a partir de ahora los motores 1.0 TSI de 95 y 110 CV, sustituyendo a las anteriores unidades 1.2 TSI. Estos nuevos propulsores de tres cilindros son más eficientes, asegurando unas prestaciones suficientes con un nivel de consumo particularmente bajo.