Lo que al principio se podía calificar como rumores poco a poco ha ido creciendo hasta convertirse en una realidad certificada esta misma mañana en los cuarteles generales de la francesa PSA, sitos en París, donde se ha comunicado en comparecencia, de forma oficial, la adquisición de Opel/Vauxhall por parte de PSA.
La operación se ha cerrado por un valor final que ronda los 2.200 millones de euros, divididos en dos grandes bloques. El primero de ellos, el más grande, de 1.300 millones, corresponde a la adquisición de las marcas Opel y Vauxhall como tal, con toda su estructura, la tecnología, las plantas y el personal.
El segundo, de 900 millones de euros, corresponde a la filial financiera de General Motors Europa. Esta parte se ha adquirido de forma conjunta con la entidad BNP Paribas, en proporción 50%-50%. Con esta maniobra, Opel cambia de dueño -otra vez- con visos de, por fin, convertirse en una marca viable económicamente.
Pese a que Opel/Vauxhall ha encadenado más de 15 ejercicios consecutivos con pérdidas -el último, de 2016, con 242 millones de euros de balance negativo-, desde PSA apuntan a las intenciones de conseguir un flujo de caja positivo de aquí a 2020. Sin duda, un reto que será duro.
Este movimiento empresarial le sirve a PSA para convertirse en el segundo grupo automovilístico más grande de Europa, con una cuota de mercado que, si atendemos al volumen de producción conjunto de Peugeot-Citroën y Opel el año pasado (2.95 millones de vehículos) alcanza el 17%, situándose sólo por detrás del Grupo Volkswagen.
Según ha comunicado PSA, las intenciones del gigante francés son las de mantener la identidad de las marcas recién adquiridas, que cuentan además con una de las tecnologías más avanzadas en el campo eléctrico, sirva de ejemplo la nueva generación del Opel Ampera-E, con casi 500 kilómetros de autonomía.