La problemática de las emisiones contaminantes y los consumos de los vehículos es, a día de hoy, un asunto recurrente en la industria automovilística, que se esfuerza tanto en superar las restrictivas leyes anticonaminación como en homologar el consumo más bajo en la medida de lo posible.
En la actualidad, el ciclo de homologación que se utiliza en Europa es el denominado NEDC, siglas que corresponden a "New European Driving Cicle". Este procedimiento de homologación arroja resultados completamente irreales, ya que las pruebas se realizan en laboratorios, en condiciones determinadas de temperatura y humedad, sin rozamiento de aire y con pilotos especialmente entrenados para ello.
La conclusión es que, pese a que los resultados que publican las marcas están aprobados por ley y son correctos, son imposibles de conseguir en condiciones reales de circulación, lo que convierte este proceso en una especie de farsa a gran escala en la que tanto autoridades como industria juegan en el mismo lado.
PSA, propietaria de DS, Citroën, Peugeot y ahora también Opel, ha hecho públicos, en un ejercicio de honradez, los datos de consumo real de más de 1.000 versiones y 50 modelos de sus marcas francesas tras efectuar las mediciones en unas condiciones más acordes a la utilización normal de un coche.
Las pruebas se han realizado en carretera abierta, con vehículos de serie, utilizando el aire acondicionado o el climatizador, con carga en el maletero y, al menos, dos ocupantes a bordo. El resultado es completamente revelador, ya que existe una diferencia de al menos 1.5 litros/100 km en el mejor de los casos.
Gracias a estos datos, el potencial comprador podrá hacerse una idea más real del gasto que le va a suponer utilizar el vehículo de una forma más precisa, ya que además PSA recoge también posibles variaciones en la utilización particular del vehículo. Dicho de otra forma, cada conductor conduce a su manera, lo que da como resultado unas cifras de consumo que no tienen que ser iguales pese a haberse medido en condiciones reales.