El Insignia se ha convertido, por méritos propios, en uno de los referentes dentro de la gama de Opel. El que fuera en su momento sustituto del mítico Vectra logró encauzar la imagen de la marca en el segmento de las berlinas medias, arrancando ahora la producción de su segunda edición.
La nueva generación del Insignia se presentó hace unos meses, destacando inmediatamente gracias a un diseño muy atractivo y a un interior con una calidad de construcción muy superior a la de su antecesor.
Además, el Insignia, cuya carrocería berlina ahora se denomina Grand Sport, ha estrenado también una nueva plataforma más ligera, más rígida y más eficiente, con un nivel tecnológico netamente por encima. Este Insignia es el mayor exponente de la marca alemana, y Opel lo sabe.
Ahora arranca la producción de la berlina germana en la factoría de Opel en Rüsselsheim, Alemania, tras una inversión cercana a los 500 millones de euros en la planta para poner a punto las líneas de producción, adaptándolas a las exigencias del nuevo modelo, que cuenta con dos carrocerías, una familiar y otra berlina.
Tras un acto inaugural con toda la plana mayor de Opel, el primer Insignia que ha salido de la línea de producción ha sido un Grand Sport, de color blanco, equipado un el motor diésel más potente de la actual gama, un 2.0 de cuatro cilindros con 170 CV. Poco a poco los concesionarios comenzarán a nutrirse de unidades de un modelo del que ya se pueden efectuar pedidos.
En unos meses llegarán también las primeras unidades con carrocería familiar, que cuenta también con un diseño muy atractivo. En el aire queda el desarrollo de una hipotética versión deportiva firmada por OPC, que podría superar la barrera de los 350 CV, garantizando unas prestaciones de primer orden.