La problemática de las emisiones contaminantes en nuestro país cuenta con un importante añadido, el de la faceta económica, que suele redundar en un mayor desembolso por parte del cliente debido a las restrictivas normas administrativas, algo que se refleja, de forma cada vez más habitual, en las manidas restricciones al tráfico que comienzan a aflorar en numerosas ciudades.
A día de hoy, y con el lanzamiento del etiquetado por parte de la DGT, la situación está más o menos clara, ya que es evidente que los coches más contaminantes, calificados como "A" o "B", irán poco a poco desapareciendo del paisaje urbano, al menos de sus partes más céntricas.
Tan sólo los vehículos equipados con etiquetas "ECO" o "CERO" tendrán autorización para circular libremente por los cada vez más abarrotados cascos urbanos, algo que posiblemente afecte a las ventas de determinados tipos de vehículos, ya que a día de hoy sólo los híbridos y eléctricos cuentan con estas etiquetas.
En realidad hay otro sistema de propulsión que cuenta con el beneplácito de la administración, una alternativa que cada vez más fabricantes están haciendo suya, potenciándola y ofreciéndola en más modelos y carrocerías. Es el de la combustión de GLP, Gases Licuados de Petróleo.
Los vehículos equipados con sistemas GLP están categorizados como "ECO" debido a su menor nivel de emisiones contaminantes. De hecho, la combustión de GLP es sensiblemente más limpia que la de cualquier motor diésel o gasolina debido a los menores niveles de CO2 producido.
Es por ello que ya desde hace años las flotas de autobuses y taxis de muchas ciudades han utilizado este tipo de sistemas, una solución que cada vez se está extendiendo más entre los fabricantes de automóviles, que están optando por instalar, ya en la fábrica, kits de adaptación que permiten a los vehículos que los montan funcionar de forma indistinta con GLP o con gasolina.
La oferta de este tipo de vehículos se ha disparado, ya que son muchas las marcas que ofrecen variantes de GLP en su gama, sobre todo en segmentos con un planteamiento de uso eminentemente urbano, como los A, B y C. No conviene olvidarse del importante ahorro en términos económicos que supone para el usuario, ya que, pese a que un motor alimentado por GLP consume ligeramente más, el precio del combustible, disponible en miles de estaciones de servicio, es prácticamente la mitad que el de la gasolina de 95 octanos.