El Grand Cherokee de Jeep es toda una institución dentro de la firma americana. Considerado como uno de los mejores todoterreno de la historia, su trayectoria comprende décadas y décadas de éxito a nivel mundial, con una popularidad que se ha mostrado irreductible al paso del tiempo.
La actual generación del Grand Cherokee ya es relativamente veterana. Se lanzó hace ya unos años, pero gracias a un diseño muy cuidado y al gran salto de calidad que supuso su introducción respecto a su antecesor le han permitido mantenerse con apenas ligeros retoques sin que el paso del tiempo le haya "dañado".
Coincidiendo con la celebración del Salón de NY, Jeep ha lanzado una nueva versión, muy especial, llamada a revolucionar un segmento en el que los grandes motores y las altas cifras de potencia son común denominador. No obstante, la firma americana se ha desmarcado superando los 700 CV, dando lugar a uno de los SUV más bestia del panorama internacional.
Bautizado como "Trackhawk", este artefacto es una mezcla de superdeportivo y SUV. Su apariencia no lleva a engaño, y desde el primer momento este Jeep da pistas acerca de su potencial. La carrocería está completamente plagada de detalles únicos como los paragolpes, las llantas de aleación, el sistema de escape o las aletas ensanchadas.
En el interior, los cambios son más escuetos, pero encontramos unos asientos deportivos con tapicería de cuero en color rubí, un sistema multimedia con infinitos datos telemétricos y una instrumentación específica. Las molduras decorativas fabricadas en fibra de carbono aportan también un toque extra de deportividad.
Es mecánicamente donde este monstruo del asfalto da el "do de pecho". Bajo el infinito capó encontramos un 6.2 V8 sobrealimentado mediante compresor, con una potencia final de 717 CV y 875 NM. Asociado en exclusiva a una transmisión automática de 8 velocidades y a un sistema de tracción integral permanente, es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 3.7 segundos, toda una declaración de intenciones.