Posiblemente una de las grandes expediciones del Siglo XX. Ernest Shackleton se enfrentó a la dureza de uno de los territorios desconocidos que han intrigado durante años al ser humano. En 1914, Shackleton quiso ir aún más lejos que el noruego Roal Amundsen -lideró la primera expedición que llegó al Polo Sur- y se propuso como objetivo cruzar la Antártida. En su viaje, quería cubrir unos 2.900 kilómetros de hielo y nieve que no habían sido anteriormente explorados.
Sin embargo, la expedición liderada por este irlandés terminó fracasando al quedar su barco atrapado en los bloques de hielo. Aun así, terminó pasando a la historia como una de las figuras más importantes de la exploración polar, especialmente en lo que se refiere a descubrir algunos de los lugares más inaccesibles del planeta, entre ellos el del continente más frío y seco -además fue el primer hombre en subir el Mount Erebus-. Ahora, Hyundai ha querido exponerse a unas condiciones similares a las que vivió el equipo de Shaclekton pero aprovechándose de los medios modernos y todos los conocimientos que se han acumulado durante este último siglo.
Como homenaje, el fabricante surcoreano decidía preparar un Santa Fe con el equipamiento mínimo necesario para intentar replicar el mismo espíritu aventurero y la dureza del reto que se planteó en su momento Ernest. El honor de acompañar a esta particular expedición corría a cargo de Patrick Bergel, bisnieto de Shackleton, el cual contaría con el apoyo del experimentado explorador islandés Gísli Jónsson. El objetivo era el de replicar por completo la ruta que su bisabuelo había planeado y que finalmente no se pudo llevar a cabo por el accidente antes mencionado.
En este caso se optó por un Hyundai Santa Fe diésel de 2.2 litros en el que se trataba de mantener todos los elementos posibles de serie. Equipado con un motor turbo de gasolina al que se le alimentaba con un depósito de 230 litros cargado de Jet Fuel A-1, un tipo de combustible que se puede encontrar en la Antártida. En cuanto a las modificaciones a las que se ha sometido, han sido prácticamente las básicas para asegurar el funcionamiento ante las temperaturas gélidas que se iban a encontrar. Únicamente se había instalado un calentador de bloque motor, así como la utilización de un producto anticongelante específico para trabajar a un rango de temperaturas tan bajo.
En lo que respecta al tren de rodaje, el especialista Arctic Trucks lo adaptaba con unas impresionantes ruedas todoterreno de 38 pulgadas, ideales para encontrar la tracción y evitar a su vez el quedar atascado en la quebradiza superficie de este escenario. Es en esta área en la que más novedades hay, en parte por la instalación de nuevos ejes tipo pórtico, suspensiones y la necesidad de fabricar un nuevo subchasis especifico. Por su parte, el motor, el interior del habitáculo y la transmisión se mantienen intactos.
El objetivo de realizar la ruta se cumplía, recorriendo un total de 5.800 kilómetros -desde Union Camp hasta McMurdo- por un itinerario en el que no había carreteras y a unas temperaturas bajo cero. Afortunadamente, el poder realizar esta expedición de 30 días durante el verano en la Antártida, permitió que las condiciones fueran algo más llevaderas y además se aseguraron de tener luz diurna de forma constante.