Nuestros coches son, en mayor o menor medida, máquinas complejas con numerosos componentes que de vez en cuando necesitan la acción de especialistas para su correcto funcionamiento, sobre todo cuando hablamos de averías. Sin embargo, esto no impide que podamos mantener algunos elementos con una serie de sencillas acciones.
Algunos elementos de nuestro vehículo son fáciles de comprobar y mantener -además de resultar aconsejable-. Es por ello que vamos a enumerar cinco elementos que, con un chequeo rápido por parte del usuario, son fáciles de mantener en buen estado, siendo el primero de ellos el único que mantiene al coche en contacto con el suelo.
Los neumáticos son muchas veces los grandes olvidados del mantenimiento, algo que resulta paradójico si tenemos en cuenta que es uno de los elementos de seguridad más importante de nuestro vehículo, siendo lo único que nos une a la carretera. Un simple vistazo de forma regular, cada vez que repostemos, será suficiente para mantener un control sobre su estado.
Conviene revisar la presión con frecuencia, y no esperar a que nuestro vehículo -en caso de que equipe el sistema- nos avise de la falta de inflado de un neumático. Además de mantener unas presiones adecuadas, es importante revisar la banda de rodadura con el fin de llevar un control sobre la profundidad del dibujo. Pese a que el mínimo legal es de 1.7 milímetros, es recomendable no dejar que el dibujo descienda de 3 milímetros.
Un rápido vistazo a los laterales en busca de pellizcos y mordiscos en la goma es también muy aconsejable, ya que un golpe al aparcar puede ocasionar daños en la estructura interna del neumático, que se pueden manifestar en forma de bultos. Si se da esta situación, es imperante sustituir el neumático a la mayor brevedad.
Otro elemento al que generalmente prestamos poca atención es el apartado de la iluminación. Nuestro vehículo está diseñado para mostrarnos el camino en condiciones de oscuridad, pero si las lámparas no están en perfecto estado, no cumplirán correctamente con su cometido.
Es aconsejable estar atentos a la luminosidad de las bombillas, ya sean halógenas o de xenón, y en el caso de detectar alguna anomalía, sustituir las que sean pertinentes. Conviene también llevar los faros limpios, sin daños y, muy importante, bien regulados, ya que sino no disfrutaremos de la mejor iluminación, pudiendo además deslumbrar a otros usuarios de la vía.
"Sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena". Parafraseando a este refrán popular, podemos afirmar que sólo nos acordamos de los limpiaparabrisas cuando llueve. El buen estado de las gomas de los limpiaparabrisas puede marcar la diferencia entre un rato de estrés bajo un aguacero o un plácido paseo bajo la lluvia.
Son un elemento generalmente económico y vital en condiciones climáticas adversas, siendo conveniente su sustitución anual si el vehículo se estaciona generalmente en la calle, ya que la goma que los componen pierde propiedades de forma rápida.
El sistema de climatización de nuestro coche es, además de un elemento de confort, un factor de seguridad. Es por ello que recomendamos encarecidamente sustituir anualmente el filtro del habitáculo, ya que evita que respiremos demasiado polvo y partículas. Un sistema de ventilación en buen estado facilitará la aireación y el desempañado del interior del coche.
Cuidar la batería de nuestro coche nos ahorrará dolores de cabeza en el futuro. Cada vez más los coches dependen de la electrónica, que a su vez se alimenta del sistema eléctrico del vehículo. Una buena medida de mantenimiento es la correcta lubricación y aislamiento de los bornes de la batería, evitando también la oxidación de los mismos.