La autonomía y vida útil de las baterías de los coches eléctricos es, a día de hoy, una de las grandes asignaturas de este tipo de movilidad que, no obstante, está avanzando a pasos agigantados, garantizando así una implantación cada vez más extensa en nuestra vida diaria.
Las baterías que alimentan estos vehículos con parte fundamental de su concepción, y aún se muestran como un reto a la hora de su reciclaje cuando se termina su ciclo de vida útil. La batería sufre un proceso de desgaste que, al cabo de un determinado número de kilómetros -y de ciclos de carga- la inutiliza para su función.
Pese a que no sirven entonces para su utilización como fuente de energía para el vehículo, pueden a partir de ese momento formar parte del entorno doméstico de una forma muy inteligente, proporcionando energía más limpia y barata que la convencional que conocemos hasta el momento.
La francesa Renault se ha aliado con el especialista en baterías Powervault para crear un proceso de reciclaje de las baterías usadas de sus vehículos eléctricos. Tras su utilización en los coches, la empresa británica se encarga de "dividir" los packs que la componen para la creación de varios sistemas de baterías domésticas.
Estas baterías se pueden instalar, parece ser, en cualquier domicilio, así como oficinas o escuelas, rebajando el coste de la energía utilizada de forma sustancial ya que son capaces de recargarse con energía solar. Además, pueden recoger energía convencional en los tramos horarios en los que resulta más económica para utilizarla después durante el día.
Este programa de reciclaje se encuentra aún en una fase piloto, pero ya son 50 familias de Reino Unido las que disfrutan de este nuevo sistema, que, si resulta exitoso -todo indica que sí- se extenderá poco a poco, resultando beneficioso tanto para el fabricante de automóviles como para el medio ambiente.