El proceso de transformación que está experimentando la coreana Hyundai es uno de los más evidentes y profundos de la actual industria automovilística. Este proceso, a nivel europeo, arrancó hace algo más de una década con el lanzamiento de la primera generación del compacto i30.
Hace unos meses Hyundai presentó la tercera generación del i30, que se ha convertido en uno de los buques insignia del fabricante en Europa, con una presencia cada vez mayor, más completa. La marca ya advirtió en su lanzamiento que esta tercera generación sería la encargada de estrenar dos versiones inéditas hasta la fecha, que se han materializado en forma de un i30 Fastback y un i30 N, siendo éste último el i30 más potente de la historia.
El i30 Fastback da forma a una nueva variante de i30, con una carrocería más elegante, más seria. El resultado es una parte delantera con nuevo paragolpes que integra unas molduras más dinámicas y atrevidas. No obstante, el mayor cambio lo encontramos a partir del pilar B, que cae en una suave curva para dar lugar a una apariencia de coupé, con un tercer volumen que sobresale ligeramente.
No sólo es apariencia, sino que el i30 Fastback cuenta con una suspensión más deportiva para reducir el balanceo. La nueva amortiguación es 30 mm más baja y algo más rígida que la del i30 de cinco puertas, con el que sí que comparte gama de motores tanto diésel como gasolina, con potencias que abarcan desde los 115 hasta los 140 CV.
Por otra parte, los deseos de una variante más deportiva se materializan en la nueva versión N, inaugurando así una nueva familia de modelos de altas prestaciones. El i30 N cuenta con un completo paquete de mejoras tanto estéticas -con nuevos colores para la carrocería, paragolpes más agresivos, un generoso alerón posterior, llantas exclusivas y salidas de escape de gran tamaño- como de interior, con asientos deportivos y detalles en instrumentación, volante, pedales y palanca de cambios.
Lo más importante, no obstante, se esconde bajo el capó, donde el i30 N aloja un propulsor 2.0 Turbo con dos niveles de potencia. La versión menos capaz ofrece ya 250 CV, que se transforman en 280 CV si se opta por la variante más deportiva. Ambos modelos son capaces de acelerar de 0 a 100 km/h en 6.4 y 6.2 segundos respectivamente.
Con más de 10.000 km de desarrollo en el exigente circuito de Nurburgring, el i30 N cuenta con elementos de corte deportivo como un diferencial electrónico en el eje delantero y un sistema de modos de conducción con diferentes perfiles de rendimiento. No falta tampoco una caja de cambios manual de 6 velocidades, así como un sistema de amortiguación electrónica.