Aún no está confirmada su comercialización en España, pero en el actual Salón del Automóvil de Frankfurt se ha dejado ver la nueva generación del Subaru Impreza, más madura y europea que nunca. Habiendo abandonado en parte su estética deportiva de antaño y dejándole dicho honor al Subaru WRX STI, el nombre Impreza se asocia ya a una nueva etapa vital con formas de compacto polivalente y adaptado a los nuevos tiempos, con una estética que parece claramente destinada a contentar al mercado del viejo continente.
No lo tendrá fácil para hacerse un hueco en este concurrido segmento, el cual suele estar polarizado en favor de los propios fabricantes europeos. Aun así, la propuesta realizada por Subaru se muestra muy atractiva, con una imagen que retiene el ADN deportivo de la marca, nuevas ópticas LED y una silueta lateral muy marcada, a la cual define perfectamente los musculosos pasos de rueda y el diseño del capó. Para el interior en cambio se apuesta por una estética más clásica, sin demasiadas excentricidades y cumpliendo con la norma establecida.
Esto no choca con la necesidad de incluir un sistema multimedia actualizado en el interior, con compatibilidad con Apple Car Play y Android Auto, así como la llegada de novedades en materia de seguridad, introduciendo el EyeSight y el Subaru Rear Vehicle Detection System, sistemas que agrupan las principales tecnologías en este apartado, entre los que nos encontramos asistentes como el de la frenada autónoma de emergencia, detección de objetos en el ángulo muerto o la alerta por el cambio de carril.
Dentro del apartado técnico, Subaru sigue apostando por su más que conocido sistema de tracción total Symmetrical All-Wheel Drive y la utilización de la nueva plataforma modular, Subarul Global Platform, que según la propia marca ayudará en cuanto a una mejor rigidez y menor peso. A buen seguro no será la última vez que hablemos de ella, prometiendo ser la base para próximos lanzamientos de la firma nipona.
En cuanto a las mecánicas, se renuncia por completo a los propulsores diésel, ofertando dos propulsores bóxer de gasolina y cuatro cilindros. El primero de ellos será un 1.6 litros de 115 CV de potencia, mientras que el segundo llegará hasta los 2 litros y 156 CV. Ambos estarán acoplados de serie a una caja de cambios manual de seis velocidades, aunque Subaru ofrecerá la opción de montar un cambio semiautomático CVT -transmisión variable continua- con el sobrenombre de Lineartronic.