5 razones por las que no merece la pena comprar un SUV
Que los SUV se han convertido en el vehículo de moda es algo que nadie se atreve a poner en duda a estas alturas. Y es que este tipo de carrocerías casan a la perfección con las exigencias de una clientela cada vez más activa, que pretende hacer de su vehículo una extensión de su casa o de su oficina, presentándose también como un complemento a su estilo de vida.
Sin embargo, y aunque la mayoría de los fabricantes quieran convencernos de lo contrario, ni los SUV son perfectos, ni tienen porqué adaptarse a nuestro estilo de vida a la perfección, ni son la mejor opción de compra para todos los potenciales clientes que entran en un concesionario por una serie de razones.
La primera de ellas hace referencia a su precio. Un SUV siempre va a ser más caro que un turismo tradicional, hablando del mismo segmento. No hay más que fijar la mirada en las listas de precios y tomar dos o tres ejemplos para reafirmarlo. Un Audi A3 Sportback 1.0 TFSI tiene un precio de partida de 26.725€, mientras que un Q2 1.0 TFSI parte de los 28.910€, algo más de 2.000€ de sobreprecio.
No hace falta irse al segmento C, ni tampoco fijarse en las marcas premium, para darse cuenta de que el sobreprecio de los SUV es un hecho. Valga como ejemplo el caso de los Peugeot 208 y 2008. El urbanita francés tiene un precio de 13.980€ en su versión 1.2 Puretech de 82 CV con acabado Style. El SUV 2008 tiene un precio de partida de 16.690€ con la misma motorización e idéntico acabado. Son, de hecho, prácticamente 3.000€ de diferencia.
No sólo el precio, sino los gastos derivados de su utilización son mayores en un SUV que en un turismo. Y es que las revisiones son más caras (debido al mayor y más complejo número de componentes), los elementos de desgaste como neumáticos y frenos tienen un precio más elevado y la póliza de seguros es, por lo general, menos económica en un SUV que en un turismo tradicional.
Otro factor a tener en cuenta es la peor dinámica de marcha respecto a su equivalente turismo. Nadie pone en duda la seguridad de cualquier vehículo nuevo a la venta en nuestro mercado, pero, a igualdad de motorización y acabado, el modelo SUV siempre responderá algo peor en una situación extrema, fruto de un mayor peso y un centro de gravedad más alto.
El mayor peso de los SUV es también la causa, junto a la aerodinámica, de otro de los argumentos en contra de este tipo de vehículos, el consumo. Una aerodinámica menos favorable unido a un peso mayor hace que el consumo de carburante sea siempre más alto en los SUV que en los turismos normales, sean cuales sean las potencias o acabados comparados.
Por último, y aunque parece una contradicción, las capacidades offroad de la inmensa mayoría de lo que hoy consideramos SUV son escasas o muy escasas. Tal es así que muchas veces se convierte en un contrasentido pagar por un producto que se vende como "todo uso" pero que, en realidad, no es capaz de avanzar más allá de una pista de gravilla aplanada, cuando un turismo de tracción integral puede avanzar por el mismo lugar.
No, no se trata de demonizar a los SUV, sino más bien de hacer una compra que atienda a la lógica, algo que muchas veces se antoja demasiado complicado cuando se trata de un desembolso muy elevado para el común de los mortales. ¿De verdad necesitas un SUV?