La DGT ha anunciado que desde hace unos días las primeras 50 cámaras detectoras del uso del cinturón de seguridad han comenzado ya a sancionar a los conductores que sean "pillados" circulando sin utilizar esta medida -obligatoria- de seguridad, un sistema que salva cientos y cientos de vidas anualmente.
El cinturón de seguridad es una de las medidas de seguridad más conocidas y extendidas entre los conductores. Con una trayectoria superior a los 50 años, este aparentemente simple mecanismo es capaz de sujetar a los ocupantes en caso de maniobra brusca y/o colisión, minimizando la deceleración -y por ende, los daños- que se producen al sufrir un accidente.
El cinturón de seguridad de tres puntos de anclaje, el más extendido hoy día, fue inventado en los años 50 por el ingeniero sueco Nils Bohlin, que se encargó además de patentarlo. Poco tiempo después, Volvo, fabricante para el que trabajaba Nils Bohlin, liberó la patente para que el resto de fabricantes pudiera copiar el diseño.
Sin embargo, aún hoy día hay usuarios que no lo utilizan, ya sea por despiste o bien por reticencias personales. Para todos ellos la administración ha puesto en funcionamiento cámaras que controlan el uso del cinturón utilizando tecnologías de visión artificial, capaces de detectar si se está o no haciendo uso de este sistema.
Pese a que las primeras 50 cámaras -se instalarán un total de 277 en los próximos meses- llevaban algo más de 2 meses en funcionamiento, hasta el momento no se había multado a los infractores, sino que se les había remitido una carta informativa explicando la gravedad del hecho.
La no utilización del cinturón de seguridad es una infracción calificada como "grave", que acarrea una sanción económica de 200€ y la retirada de 3 puntos del permiso de conducir. Al tratarse de una sanción enfocada al conductor, si no se identifica al mismo se procede también a la apertura de un expediente sancionador, con su correspondiente multa económica de 300€.