Circular en punto muerto o usar freno motor ¿Cuál usar y por qué?
El freno motor es una de las maniobras más conocidas y empleadas en la conducción, hablamos de una técnica que nos permite añadir un plus de seguridad y reducir consumos, pero siempre y cuando sepamos aplicarla correctamente. En un momento donde los conductores se han volcado con el ahorro de combustible en busca del menor gasto por kilómetro, el freno motor ha sido muy cuestionado en tanto a la retención que supone al avance para dar más protagonismo a la circulación en punto muerto. Veamos que hay de verdad en todo esto.
Reducir consumos es muy importante, tanto por el impacto que causa en nuestra economía como por la huella medioambiental que supone gastar más de lo necesario en nuestros trayectos. Por ello es importante que busquemos conducir siempre de la forma más eficiente que sea posible, aplicando técnicas de conducción que nos permitan exprimir cada gramo de combustible. Usar correctamente el freno motor es uno de los más importante aliados que podemos emplear para reducir el consumo, aprovechando la retención que genera para circular en pendientes favorables sin gastar combustible. El freno motor consiste en mantener conectada la transmisión al propulsor en momentos puntuales para aprovechar la inercia del vehículo. Gracias al avance del vehículo por sí solo el motor desconecta la inyección y los pistones se mueven en vacío generando una resistencia que frena el vehículo pero que también elimina el consumo de combustible. Puedes comprobar que el gasto de combustible es cero consultando el valor de consumo instantáneo del ordenador de a bordo.
El freno motor también es la técnica ideal para asistir a la frenada en momentos de deceleración progresiva o para aprovechar fuertes pendientes negativas. Además, esta técnica consigue complementar en gran medida al sistema de frenos principal, consiguiendo así añadir un extra de retención que resulta muy importante en fuertes pendientes para no fatigar los frenos que nos llevaría a un sobrecalentamiento y a la pérdida de potencia de frenado.
¿Y por qué no circular en punto muerto para así no perder velocidad? En pleno frenesí por conseguir el menor consumo de combustible, circular en punto muerto se ha convertido en una moda habitual en muchos conductores, pero totalmente desaconsejable como técnica habitual. Lo primero que debemos tener en cuenta es que circular en punto muerto siempre supone seguir consumiendo combustible ya que el motor permanecerá trabajando a ralentí. Del mismo modo, intentar aprovechar pendientes favorables para adquirir velocidad puede resultar muy peligroso ya que ganamos velocidad con mucha facilidad y a la hora de frenar provocaremos un sobreesfuerzo en el sistema de frenos.
Circular en punto muerto sólo es recomendable para momentos puntuales donde se pueda llanear, aprovechando la inercia del vehículo y afrontando pendientes mínimas. Los coches más modernos están introduciendo una tecnología que se denomina conducción a vela o rueda libre que consiste en circular en punto muerto bajo situaciones específicas. Estos sistemas actúan de forma transparente al conductor y se activan en el momento en que levantamos el pie del acelerador. En ese momento el sistema evalúa la pendiente de la carretera y nuestra velocidad, desconectando la transmisión del propulsor para así reducir el consumo. Este sistema completamente automático evalúa permanentemente nuestra conducción, pudiendo reconectar motor y transmisión en milésimas de segundo si de un momento a otro exigimos potencia. Además, esta tecnología se ve complementada con otras innovaciones introducidas en motor y caja de cambios para que en condiciones de baja carga el consumo sea lo menor posible. Este es el caso de la desconexión de cilindros o los sistemas híbridos.
Como conclusión final no podemos sino recomendar el uso del freno motor siempre y cuando afrontemos una deceleración, especialmente aquellas donde la pendiente sea tal que nuestro vehículo gane velocidad muy fácilmente. Circular en punto muerto debería evitarse en la medida de lo posible, tanto por consumo ya que rara vez reduce el gasto, como por seguridad dada la falta de control a la que puede inducir.