Las emisiones contaminantes han servido a la DGT para crear las polémicas etiquetas medioambientales, unos adhesivos que identifican y clasifican a los vehículos por su índice contaminante y por su edad, sirviendo además como vara de medir en episodios de alta contaminación.
Este método de clasificación comenzó su andadura hace algo más de un año, clasificando a los vehículos con cuatro distintivos diferentes: B (los más contaminantes y antiguos), C (más modernos), ECO (vehículos híbridos y propulsados con combustibles alternativos como gas natural o GLP) y CERO, para vehículos híbridos enchufables y eléctricos.
En una primera fase, la DGT se hizo cargo de hacer llegar a los usuarios de los vehículos menos contaminantes, los catalogados como ECO y CERO, los distintivos ambientales de forma gratuita a los domicilios de los propietarios, de forma que los conductores tan sólo tenían que colocarla según las instrucciones.
Pasado este periodo, la DGT ha anunciado que comienza a vender las etiquetas en las oficinas de Correos de toda España, a un precio de 5€ por unidad. Este anuncio ha irritado a un buen número de conductores, que ven como, además de "discriminarlos" según el tipo de vehículo que conducen, ahora han de pagar por ello.
El proceso de adquisición es bastante sencillo, ya que el cliente se limita únicamente a, en su oficina de Correos, solicitar la mencionada pegatina previa presentación de la documentación del vehículo. En el punto de venta se encargarán de imprimir los datos identificativos del vehículo en cuestión.
En una primera fase estas etiquetas se venderán únicamente en Cataluña, donde las restricciones de tráfico mediante estas pegatinas ha entrado en vigor hace ya unos días, aunque poco a poco se espera que la venta de estas identificaciones se extienda al resto de regiones españolas.