Es incuestionable que el Range Rover siempre ha sido uno de los coches más deseados por la sociedad debido a su imponente imagen, prestaciones excepcionales y un comportamiento dinámico acorde a las expectativas.

Con más de 50 años de historia, este modelo sigue adaptándose a los nuevos tiempos: con diferentes carrocerías, electrificación y un sin fin de detalles para dejarnos perplejos. Concretamente el Range Rover se ofrece con cuatro, cinco y/o siete plazas, además de cinco motores como se muestra a continuación:

Range Rover D300 L6 Diésel MHEV (microhíbrido)
Range Rover D350 L6 Diésel MHEV (microhíbrido)
Range Rover P530 V8 Gasolina
Range Rover P440 L6 Gasolina PHEV (híbrido enchufable)
Range Rover P510 L6 Gasolina PHEV (híbrido enchufable)

El Range Rover sigue siendo uno de los coches más deseados por su imponente imagen.

De esta manera, la gama del Range Rover se compone por dos versiones diésel con microhibridación, una de gasolina convencional y dos de gasolina con tecnología híbrida enchufable. Y aunque pueda sorprender bastante para un coche de estas características, en 2024 llegará una variante 100% eléctrica.

Si hablamos de acabados, hay cinco niveles: SE, HSE, Autobiography, First Edition y SV, de los cuales el First Edition solo está disponible durante el primer año de fabricación. El SV se trata del más especial, ya que se puede configurar con el nivel más alto de personalización.

La nueva plataforma ofrece un 50% más de rigidez torsional y un 24% menos de ruido.

Precios

El precio de partida para el Range Rover es de 140.950 €, con la versión P440 (de batalla normal) que incorpora el motor de gasolina híbrido enchufable. El desglose de precios es el siguiente:

Range Rover SWD PVP
P440 3.0 Si6 PHEV 140.950 €
D300 3.0D I6 MHEV 149.000 €
D350 3.0D I6 MHEV 166.450 €
P510 3.0 Si6 PHEV 157.900 €
P530 4 .4 V8 177.500 €
Range Rover LWB PVP
P440 3.0 Si6 PHEV 153.350€
D350 3.0D I6 MHEV 170.650€
P530 4 .4 V8 181.700€
Range Rover LWB 7 PLAZAS PVP
D350 3.0D I6 MHEV 173.850€
P530 4.4 V8 185.050€

Diseño: líneas depuradas

A la hora de diseñar el Range Rover el objetivo principal era que con el paso de los años no tuviera un aspecto antiguo, que nunca envejeciera. Por ello, la marca inglesa ha apostado plenamente por una estética minimalista, futurista y elegante.

Cada detalle se ha cuidado minuciosamente, con unas líneas más limpias que se reflejan tanto en el frontal como en la trasera. La parrilla ahora juega con trazos más horizontales, mientras que la zaga se ha reinventado con una estructura rectangular y luces verticales.

La parte trasera del Range Rover cuenta ahora con unas ópticas verticales.

En cuanto a sus medidas, es más largo que la generación anterior, llegando a los 5,05 metros (5 cm más) con la batalla normal, mientras que la batalla larga asciende hasta los 5,25 metros. La altura sigue siendo la misma, con 1,87 metros, y la anchura aumenta hasta los 2,05 metros (6 cm más).

El maletero tiene una capacidad de 725 litros, aunque varía en función de la batalla escogida. El portón trasero tiene una apertura dividida en dos partes, cuya pieza inferior sirve como asiento para escapadas en el campo.

El maletero tiene una apertura dividida en dos partes.

Interior: la parte que más sorprende

El interior del Range Rover es un auténtico entorno de lujo y sofisticación, por la disposición de todos los elementos, materiales de alta calidad y detalles que no se encuentran en otro modelo.

El gusto es exquisito para cualquier rincón, así como la integración de la última tecnología. En el salpicadero hay una pantalla central de 13,1 pulgadas, como si de una tablet se tratara por su colocación de manera flotante; además es algo curva.

En el puesto del conductor encontramos un volante de grandes dimensiones y tras él un cuadro de mandos de 13,7 pulgadas. A través de las salidas del aire podemos beneficiarnos del sistema de purificación del aire, que incluso detecta el Covid-19 y lo filtra.

La pantalla central mide 13,1 pulgadas y es ligeramente curva.

En el apartado tecnológico cuenta con Amazon Alexa para controlar cualquier función sin necesidad de distracción al volante, así como Apple CarPlay y Android Auto inalámbricos. Y para más ingredientes sorprendentes, como opción hay dos pantallas de entretenimiento de 11,4 pulgadas para los asientos traseros.

Desde luego que otro punto fuerte del Range Rover es su confort, ya que nada más sentarse en él notas ese punto de diferenciación. Tiene unos asientos mullidos, regulables de manera eléctrica y hasta con masaje.

En la parte trasera se pueden reclinar todo lo que uno desee gracias a los asientos Executive, además de contar con un espacio sumamente grande. De hecho, no parece que viajes en un coche, sientes que vas en un avión con billete VIP.

El confort a bordo es uno de los puntos claves del Range Rover.

Sensaciones durante la conducción

Durante nuestra ruta con el Range Rover hemos podido conducir dos versiones: el motor diésel con hibridación ligera de 350 CV, y el motor de gasolina con 530 CV (la potencia más alta dentro de la gama).

Hay que destacar que en esta nueva generación se utiliza una nueva plataforma denominada MLA-Flex, la cual puede acoger sistemas de propulsión térmicos, híbridos e incluso completamente eléctricos (como el que llegará en 2024). Asimismo, cuenta con un 50% más de rigidez torsional y un 24% menos de ruido respecto a su antecesor.

Comenzamos con la versión diésel y se muestra suave, estable y con una excelente respuesta del acelerador. Sorprendentemente, aunque sea un coche con un elevado peso, no se aprecia nada. Más bien se siente como un vehículo ágil. Su comportamiento dinámico por curvas desprende fiabilidad, aunque no hay que olvidar que hablamos de un coche con una altura libre al suelo de 29,5 cm.

El Range Rover está disponible con cuatro, cinco y/o siete plazas.

Cuando pasamos a la versión de 530 CV esa potencia se ve traducida en una conducción más agresiva, más brava. Al descender cualquier tramo se embala más y requiere de más cuidado a la hora de realizar maniobras engorrosas.

El 0 a 100 km/h de la versión diésel es de 6,1 segundos, mientras que en la versión de gasolina es de 4,6 segundos. Como podréis apreciar, la diferencia es notoria, aunque en ambas variantes la aceleración es rápida. Además, el cambio automático de ocho velocidades trabaja de manera fluida y progresiva.

Es cuestión de gustos elegir entre una versión u otra (o el resto de la gama), ya que, por un lado, el motor diésel con tecnología microhíbrida ofrece la etiqueta eco de la DGT.

Esto significa que puedes acceder al centro de las ciudades sin restricciones y pagar solo el 50% del importe por estacionar en la calle. Sin embargo, la versión de gasolina con 530 CV se acerca al lado más pasional de un coche deportivo, pudiendo alcanzar fácilmente 14 l/100 km.

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