En 2016 aparecieron las famosas etiquetas de la DGT (Dirección General de Tráfico) en nuestras vidas, aunque hasta hace relativamente poco solo han sido obligatorias en Madrid. Estas pegatinas han marcado una serie de restricciones para poder circular por los núcleos urbanos, delimitados por las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE).
De hecho, desde el 1 de enero de 2023 un total de 151 ciudades españolas tuvieron que, en teoría, implementarlas. Sin embargo, hasta la fecha solo 19 municipios han cumplido. Esto ha cambiado la forma de desplazarse de muchas personas, puesto que en España 3 de cada 10 coches no tienen distintivo medioambiental y, por tanto, no pueden desplazarse por esas zonas.
Estos distintivos clasifican a los vehículos en función de su impacto medioambiental, es decir, cuánto contaminan. Y aquí viene lo interesante del asunto: ¿cómo establece la DGT el corte entre una etiqueta y otra? ¿Es posible que a mi coche le corresponda otra pegatina? La respuesta es sí.
Clasificación de los distintivos
A continuación vamos a repasar la clasificación según lo establecido por la DGT, donde existen cuatro tipos:
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Etiqueta cero emisiones, azul: identifica a los vehículos más eficientes. Tendrán derecho a esta etiqueta los eléctricos de batería (BEV), eléctricos de autonomía extendida (REEV), híbridos enchufables (PHEV) con una autonomía de más de 40 kilómetros o vehículos de pila de combustible.
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Etiqueta eco: los siguientes en el escalón de eficiencia, son en su mayoría vehículos híbridos o de gas. Tendrán derecho a esta etiqueta los híbridos enchufables con autonomía inferior a 40 kilómetros, híbridos no enchufables (HEV), vehículos propulsados por gas natural y gas (GNC y GNL) o gas licuado del petróleo (GLP).
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Etiqueta C, verde: vehículos de combustión interna que cumplen con las últimas emisiones Euro. Tendrán derecho a esta etiqueta turismos y furgonetas ligeras de gasolina matriculados a partir de enero de 2006 y diésel a partir de septiembre de 2015. Vehículos de más de ocho plazas, excluido el conductor, y pesados tanto de gasolina como diésel, matriculados desde 2014.
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Etiqueta B, amarilla: vehículos de combustión interna que, si bien no cumplen con las últimas especificaciones de las emisiones Euro, sí que lo hacen con anteriores. Tendrán derecho a esta etiqueta turismos y furgonetas ligeras de gasolina matriculadas desde el 1 de enero de 2001 y diésel a partir de 2006. Vehículos de más de ocho plazas y pesados tanto de gasolina como diésel, matriculados desde 2006.
Normativa Euro: la clave
Una vez conocemos la división, es importante fijarse en que la DGT hizo el corte basándose en la matriculación de los vehículos. Esta metodología es más sencilla, pero lo importante no es esa fecha, sino la norma Euro de cada coche en particular. Así se recoge en la Resolución 3828 de 13 de abril de 2016, publicada en el BOE (Boletín Oficial del Estado).
Si lo pensamos detenidamente, el criterio mencionado de la DGT no tiene mucho sentido. Desde que se homologa un motor con su respectiva norma Euro, hasta que se entrega a un cliente y se matricula, es muy dispar. De esta manera, es esencial comprobar cuál tiene nuestro coche.
Esto se puede verificar en la ficha técnica del vehículo, un dato fiable si se ha matriculado por primera vez en España. No obstante, lo más recomendable y exacto es lo que aparece en función del número de bastidor (VIN) o contactar directamente con el fabricante para que nos proporcione la información.
Mediante este último recurso, hay que solicitar el Certificado de conformidad (COC) a la marca, que acredita la homologación del coche. El siguiente paso es que una Jefatura de Tráfico actualice las características técnicas en el Registro de Vehículos de la DGT, la base de datos del parque móvil de España. Respecto a la adquisición de la nueva etiqueta, es tan fácil como acudir a una oficina de Correos, cuyo coste es de cinco euros.
También se puede comprar a través de la Red de talleres de la Confederación Española de talleres (CETRAA) y otras redes de talleres autorizados, Gestores Administrativos, el Instituto de Estudios de Automoción (IDEAUTO), Estancos autorizados (Expendedores de Tabacos y Timbre del Estado) y para el caso de flotas, se puede obtener a través de la asociación Ganvam.
Conseguir la etiqueta eco
Además de cerciorarse de qué normativa Euro cumple nuestro coche, otro método para obtener una etiqueta menos restrictiva, en este caso la eco, es pasarse al GLP (gas licuado del petróleo).
¿Cómo se hace esta conversión? Se instala un kit específico y un depósito para almacenar el gas, el cual suele ubicarse en el hueco de la rueda de repuesto. De esta manera, la mecánica puede funcionar tanto con este combustible como con gasolina.
El precio de esta transformación varía en función del motor, con un rango de entre 1.500 y 2.500 euros. Un punto bastante positivo es que esta tecnología puede suponer un ahorro de hasta un 40% respecto a los combustibles convencionales.
Sin embargo, no todos los modelos de gasolina pueden adquirir la deseada pegatina. Una de las condiciones es que el coche se ajuste a la normativa Euro 4, y de ahí en adelante. Asimismo, y aunque es más complejo, también se puede llevar a cabo en coches diésel que cumplan con la normativa Euro 6.