La compra de un coche nuevo es, generalmente, una de las inversiones más grandes que realiza una persona a lo largo de su vida. De ahí que sea un elemento que la mayoría de nosotros intentemos cuidar y mantener de la mejor manera posible. Sin embargo, en la actualidad son cada vez más los conductores que optan por comprar un coche de segunda mano a causa de los altos precios.
No obstante, la compra de vehículos de segunda mano siempre conlleva un cierto grado de riesgo, algo que no se puede evitar. Este es un ámbito que la mayoría de los compradores desconoce, al menos cuando se enfrentan por primera vez a esta situación. Por ello, para asegurarnos de que se trata de una buena compra y así evitar futuros sustos, deberemos fijarnos en una parte del coche: concretamente estamos hablando del cinturón de seguridad.
Lo primero que debemos hacer para comprobar el estado del vehículo es sacar la cinta del cinturón hasta el tope y soltarla. Si el cinturón no se retrae de manera fluida o se atasca, esto podría ser una señal de que el mecanismo ha sido sometido a un estrés significativo, posiblemente un accidente.
Asimismo, otra comprobación que debemos hacer es tirar del cinturón completamente, hasta llegar al tope. Una vez hecho esto debemos revisar la cinta, y buscar marcas marca de agua, barro o moho.
Si las encontramos puede indicar que el coche ha sufrido una inundación. En este caso debemos prestar especial atención a estos signos ya que se suelen ocultar con frecuencia porque la presencia de agua es sinónimo de problemas serios para cualquier componente eléctrico del coche.
En este sentido, no es de extrañar que los cinturones hayan sido sustituidos con la intención de ocultar esas marcas a futuros compradores, por ello es recomendable comprobar si ha sido cambiado recientemente o no.
Igualmente, en la parte inferior del cinturón de seguridad hay una etiqueta con los datos de producción: contiene el nombre del fabricante, el número y la fecha. Datos que nos van a revelar la antigüedad de dicho vehículo. Si no coincide con los originales, podría ser una señal de alerta: la diferencia indicaría que, por algún motivo, el cinturón ha sido reemplazado.
Errores a evitar
No obstante, el estado del cinturón no es lo único en lo que debemos fijarnos a la hora de comprar un coche de segunda mano. Antes de dar el paso es imprescindible hablar con el vendedor y hacerle algunas preguntas, que aporten información de valor como la edad del automóvil y posibles averías anteriores.
Asimismo, dar unas vueltas de prueba es imprescindible no solo para ver si uno se siente cómodo al volante, sino también para asegurarse de que no tiene vibraciones raras, olores llamativos o ruidos anómalos.
Otro de los elementos clave a la hora de adquirir un vehículo previamente usado es el kilometraje. La razón es obvia, la distancia recorrida es un factor que incide directamente en el precio del coche, cuantos más kilómetros, menor debería ser el valor.
Por último, con todo esto revisado, es muy recomendable llevar el coche a un taller de confianza. Bien a un taller de la marca que se va a comprar o en uno donde seamos clientes habituales. Allí es donde podrán darnos una cierta seguridad en cuanto al coche que vamos a comprar.