Volkswagen podría estar considerando cerrar fábricas en Alemania por primera vez, como principal medida para ahorrar costes y enfrentarse mejor a la presión que recibe por parte de la competencia asiática con precios muy competitivos.
En concreto, el Grupo Volkswagen ha transmitido al comité de empresa que una gran planta de vehículos y una fábrica de componentes en Alemania han quedado obsoletas. Por su parte, el comité respondió prometiendo una "feroz resistencia" a los planes de la junta ejecutiva.
En este sentido, los analistas han puesto en entredicho las plantas de Osnabrueck, en Baja Sajonia, y Dresde, en Sajonia; si bien hay que recordar que el estado de Baja Sajonia es el segundo mayor accionista de Volkswagen.
Esta medida supone un primer gran choque entre el presidente ejecutivo Oliver Blume, a quien los analistas han descrito como más un constructor de consenso en comparación con su predecesor Herbert Diess, a menudo combativo, y los sindicatos que tienen una influencia sustancial en VW.
IG Metall, el sindicato más poderoso de Alemania, ha frustrado repetidamente los intentos de la dirección de llevar a cabo cambios de mayor alcance, el más reciente en 2022 cuando Diess dejó el cargo de consejero delegado.
Volkswagen, que emplea a unos 680.000 empleados, dijo que también se sintió obligado a poner fin a su programa de seguridad laboral, que ha estado en vigor desde 1994 y evita los recortes de empleos hasta 2029, y agregó que todas las medidas se discutirán con su comité de empresa.
"La situación es extremadamente tensa y no puede ser superada por simples medidas de reducción de costos", dijo el jefe de marca de Volkswagen, Thomas Schaefer, en un comunicado.
VW, que impulsa la mayoría de las ventas unitarias de Volkswagen, es la primera de sus marcas en someterse a una campaña de reducción de costes con el objetivo de ahorrar 10.000 millones de euros (11.000 millones de dólares) para 2026, en un intento por racionalizar el gasto para sobrevivir a la transición a los coches eléctricos.
Un entorno económico difícil, nuevos competidores en Europa y la caída de la competitividad de la economía alemana significaban que Volkswagen necesitaba hacer más, dijo Blume a su gerencia.
La compañía ha perdido casi un tercio de su valor bursátil en los últimos cinco años, lo que la convierte en la acción con peor desempeño entre los principales fabricantes de automóviles europeos.
Volkswagen, que enfrenta crecientes desafíos en el país y en el extranjero, ha visto disminuir su participación de mercado en China, su mercado más grande, a medida que los rivales chinos de rápido movimiento lanzan autos eléctricos asequibles y amigables para el consumidor.