El fabricante sueco de baterías para vehículos eléctricos Northvolt ha anunciado este lunes su intención de paralizar parte de su producción en la principal de sus fábricas y acometer un ajuste de plantilla para hacer frente a las dificultades financieras por las que atraviesa la compañia y la caída de la demanda.
Asimismo, el grupo ha informado de que está buscando socios para mantener operativas sus instalaciones en Polonia y que ha vendido el terreno industrial de un centro que operaba en Suecia inicialmente previsto para la fabricación de material activo catódico.
Con respecto a los despidos, sin especificar cuántos, Northvolt sí que ha admitido que serán necesarios para recuperar la rentabilidad financiera. Por otro lado, como parte de la revisión estratégica, la junta directiva de Northvolt ha acordado poner en mantenimiento la planta de Skellefte en Suecia ante la necesidad de racionalizar los costes operativos y optimizar la secuencia de puesta en marcha de Northvolt Ett.
En Borlänge (Suecia), el programa de actuación se dará por finalizado y en Polonia tiene como objetivo garantizar el éxito futuro de Northvolt Systems, incluida Northvolt Dwa, la mayor planta de producción de sistemas de baterías de Europa. Para ello, Northvolt entablará conversaciones con posibles socios e inversores futuros que puedan capitalizar la producción de sistemas y paquetes de baterías.
Además, en California (Estados Unidos) el grupo ya ha comunicado su intención de integrar su filial Cuberg y la tecnología de litio metálico en la sueca Northvolt Labs.
"Nos vemos obligados a tomar medidas drásticas para asegurar los cimientos de las operaciones de Northvolt, mejorar nuestra estabilidad financiera y reforzar nuestro rendimiento operativo", ha asegurado el consejero delegado de la compañía, Peter Carlsson.
Marcha atrás en sus planes
Este anuncio de Nothvolt llega después de que en julio la compañía escandinava diera a conocer una revisión estratégica de su plan de negocio según la cual advirtió de la suspensión de la construcción de las nuevas fábricas en Alemania, Canadá y Suecia después de triplicar sus pérdidas hasta superar los 1.000 millones de dólares (unos 936 millones de euros) en el último año.
La compañía se está enfrentando a varios problemas relacionados con las operativas diarias del negocio, sobre todo, debido a la pérdida de grandes clientes como BMW o Scania de Volkswagen que se han quejado en numerosas ocasiones de los retrasos en la recepción de productos y en problemas de calidad de las baterías.
Además, la sueca tiene de frente una caída de la demanda y la llegada a Europa de la competencia automovilística procedente de China donde fabricantes como BYD, entre otros, están desarrollando sus propias baterías de litio-hierro-fosfato.