El uso de las plazas de garaje es uno de los motivos de disputa más comunes en las comunidades de vecinos españolas. Los coches mal aparcados e incluso estacionados en el lugar que no les corresponde acarrean conflictos que, en ocasiones, acaban en los juzgados.
Hay que tener en cuenta que el garaje es una propiedad privada. Por esta razón, si otro coche está aparcado en su plaza sin su consentimiento se considera una invasión de propiedad privada y está tipificado como delito en el Código Penal.
En concreto, este acto constituye un delito de usurpación de bienes como queda recogido en el Artículo 245.2 que establece que: "El que ocupare, sin autorización debida, un inmueble, vivienda o edificio ajenos que no constituyan morada, o se mantuviere en ellos contra la voluntad de su titular, será castigado con la pena de multa de tres a seis meses".
La plaza de garaje está considerada una parte integral de la propiedad del propietario del inmueble y su uso está limitado exclusivamente a él y a quienes este autorice. Por lo tanto, si alguien aparca en una plaza de garaje sin permiso de su propietario, está cometiendo una infracción a la normativa.
En la mayoría de los casos, esta situación se suele remediar de manera rápida mediante el diálogo entre las dos partes, pero, si esto no es posible, se puede recurrir al presidente de la comunidad de vecinos. De hecho, al ser un problema habitual, algunas comunidades disponen de un régimen sancionador e incluso tienen su propio servicio de grúa para quitar vehículos mal aparcados.
Cómo evitar que aparquen en tu plaza
En este sentido, existen distintos métodos para evitar que un conductor ocupe nuestra plaza de aparcamiento. Y es que el dueño puede realizar las modificaciones que crea oportunas, siempre que cumpla con las condiciones legales y la Ley de Propiedad Horizontal.
En concreto, el artículo 7,1 de la citada ley señala que "el propietario de cada piso o local podrá modificar los elementos arquitectónicos, instalaciones o servicios de aquél cuando no menoscabe o altere la seguridad del edificio, su estructura general, su configuración o estado exteriores, o perjudique los derechos de otro propietario, debiendo dar cuenta de tales obras previamente a quien represente a la comunidad".
Una de las opciones para disuadir a otros conductores de estacionar en su plaza de aparcamiento es colocar un cartel que indique que está reservada o que pertenece a un propietario específico. Sin embargo, esto puede no ser suficiente y ser necesario hacer uso de elementos más restrictivos.
En este sentido, uno de los elementos más efectivos es la barrera abatible o bolardo retráctil. De esta forma, solo el propietario, con llave o el mando para desbloquearla, tendría acceso a la plaza. Este producto disuasorio puede comprarse desde unos 40 euros, aunque pueden llegar a rondar los 250, dependiendo de su mecanismo.
Otras opciones más económicas y también efectivas para limitar el espacio son cintas o cadenas con candado. En cualquier de los casos, es importante tener en cuenta que este producto deberá estar instalado dentro de los límites de la plaza para no entorpecer el paso de otros vecinos por zonas comunes.
La instalación de estos elementos está permitida. No obstante, es recomendable consultar con el presidente de la comunidad de vecinos, además de revisar los estatutos de la Comunidad para no correr riesgos.