Pasar la revisión del coche, o más conocida como la Inspección Técnica de Vehículos, es uno de los momentos más tensos para la mayoría de conductores y realmente no es para menos. Y es que, se trata de un requisito indispensable con el que deben contar todos los vehículos para garantizar la seguridad en las carreteras.
Es en ese momento cuando nos surgen todas esas dudas sobre el funcionamiento de nuestro coche. ¿Están bien las ruedas? ¿Los frenos fallan? ¿Tiene algún problema la carrocería? Todas esas preguntas son fruto de la inquietud del momento. Sin embargo, hay una prueba a la que sí que debemos prestar especial atención ya que se considera uno de los principales motivos por el que la mayoría de coches suspenden la inspección.
Concretamente estamos hablando de la prueba de las emisiones de gases. Y es que, según AECA-ITV, el 16 % de las evaluaciones desfavorables en la ITV se debe a que los vehículos contaminan más de lo permitido.
Para poder realizar la prueba, los técnicos de la ITV llevan a cabo dos tipos de comprobaciones: una visual y otra mecanizada mediante el analizador de gases y el sistema de diagnóstico OBD (On Board Diagnostics).
En primer lugar, el examen visual consiste en comprobar que el sistema de escape se encuentra en buenas condiciones y que no presenta fugas. Si existe alguna evidencia física de manipulación en elementos del sistema de control de emisiones, el vehículo no pasará la inspección.
Una vez se ha verificado que esto se encuentra en buen estado, es momento de comprobarlo más a fondo. En el caso de los motores de gasolina, los técnicos de la ITV miden la concentración de monóxido de carbono (CO). En este sentido, si los niveles muy altos de concentración de CO indican que la combustión que se produce dentro del motor no es la correcta.
En el caso de los de diésel, se mide la opacidad de los gases de escape. Cuanto mayor es la opacidad, mayor es la concentración de partículas contaminantes en ellos. Cuando la opacidad es elevada significa que la combustión que se produce en el motor es incompleta, es decir, que el combustible no se quema correctamente.
Asimismo, todos aquellos vehículos que cumplen con la normativa Euro 5 o posterior, se puede comprobar mediante el sistema OBD. Esto consiste en fijarse en el panel de control del coche y verificar que no hay ninguna luz encendida.
Por lo tanto, y teniendo en cuenta la gravedad de la situación, lo más recomendable es acudir al taller más cercano unos días antes para comprobar la emisión de gases del vehículo. En este sentido, tendrás que pagar la visita al mecánico pero te ahorrarás la incertidumbre de si pasas o no la revisión e incluso tener que ir por segunda vez a la ITV.
Trucos caseros
No obstante, si eres de los que les gusta la aventura y prefiere ir a la revisión sin haber acudido antes al taller, hay una serie de trucos que pueden ayudar a pasar esta prueba. Lo más importante es, antes de pasar la prueba de gases, recorrer al menos 20 km para que todo coja temperatura y limpiar bien el sistema de escape.
Asimismo, también es recomendable hacer este recorrido en tercera o cuarta marcha con el motor por encima de 3.000 rpm para que el motor se caliente más y, sobre todo, para que el mayor flujo de gases limpie bien el escape.
Igualmente, existen algunos aditivos que venden en diferentes superficies especializadas y son realmente eficaces para reducir los humos y mejorar los resultados en prueba.
Eso sí, debes tener en cuenta que estos métodos caseros solo son eficaces si el problema no es demasiado grave.