Madrid, 3 años sin boina de contaminación por una zona de bajas emisiones que más de 120 ciudades ya deberían tener

Por tercer año consecutivo Madrid pasa los primeros días de invierno sin su antigua boina. Hablamos de la nube de contaminación que antes era común ver en la capital y que, sin embargo, ahora ya no se aprecia. Y la aplicación de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) está siendo fundamental para ello. 

Esto se debe a que en los últimos tres años los niveles de contaminación están más bajos. De hecho, el Ayuntamiento de Madrid no ha tenido que activar, ni un solo día, el protocolo de actuación por episodio de contaminación.

Cuando la capital rebasa los umbrales de dióxido de nitrógeno (NO2) establecidos, se activa este protocolo de actuación, que cuenta con tres niveles: preaviso, aviso y alerta.

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La última vez que se activó este protocolo fue días después de que entrara la borrasca Filomena, entre los días 16 y 19 de enero de 2021.

Desde entonces, no se ha vuelto a activar, tal y como se puede ver en la siguiente tabla. Además, el descenso de los niveles de NO2 también ha permitido que no sea necesario activar la tarifa dinámica del aparcamiento regulado (SER), que hace que aparcar en el estacionamiento regulado sea más caro durante los días en los que hay más contaminación.

La razón que explica por qué no se ha activado el protocolo de contaminación es que, actualmente Madrid cuenta con los registros más bajos de dióxido de nitrógeno (NO2) de toda la serie.

De hecho, Europa marca que las estaciones desplegadas en la capital pueden llegar, como máximo, a los 40 microgramos por metro cúbico de aire. Pues bien: todas las estaciones estuvieron por debajo de los 29 microgramos por metro cúbico de aire en el último año.

Asimismo, del total de las 24 estaciones, nueve de ellas están incluso por debajo de los 20 microgramos por metro cúbico de aire, que es la cifra que obligará a cumplir Europa en 2030.

Uno de los motivos por los que Madrid ahora cuenta con niveles más bajos de dióxido de nitrógeno (NO2) es por las restricciones a los vehículos más contaminantes, principalmente para aquellos que tienen la clasificación A y que son los que no tienen etiqueta de la DGT por ser demasiado antiguos. Es decir, la Zona de Bajas Emisiones (ZBE).

Los usuarios empadronados en Madrid y con el vehículo (de estas características) censado en la capital tienen un año más de prórroga para poder introducirlo en el término municipal. 

Sin embargo, aquellos que no cumplan estas características ya no pueden circular por el término municipal de Madrid. Además, los censados tampoco podrán aparcar en una zona SER fuera de su barrio.

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Así, la aplicación de la ZBE de Madrid ha sido una de las razones, según el delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, por las que los niveles de NO2 han caído casi un 36% respecto a 2019.

La primera activación de una ZBE en Madrid fue en enero de 2022. También desde ese año quedó prohibido que los vehículos sin etiqueta circularan por zonas como Plaza Elíptica, con especial protección.

Precisamente Plaza Elíptica sirve como ejemplo de esta evolución. En 2019, esta zona rebasaba los límites europeos con 54 microgramos de NO2 por metro cúbico de aire. 

En 2023, el NO2 ha disminuido hasta los 35 microgramos y en lo que llevamos de 2024 ha bajado a los 29 microgramos.

Qué es el NO2

A la hora de hablar de contaminación, hay que dejar de lado el CO2 (dióxido de carbono) para centrarnos en los contaminantes más dañinos para las personas en las ciudades, que son el dióxido de nitrógeno (NO2) y los óxidos de nitrógeno (NOx).

Aunque en las fichas técnicas de los coches los fabricantes hablan continuamente de CO2, en realidad la principal consecuencia del CO2 tiene que ver con el efecto invernadero y con el ascenso de la temperatura media, pero no con el aire contaminado que respiramos.

Por tanto, lo perjudicial para nuestros pulmones son contaminantes como el NO2 y NOx. El NOx procede de las fuentes directas de emisiones, mientras que el NO2 se origina en la atmósfera como consecuencia de reacciones químicas que transforman los contaminantes primarios.

Según el Ayuntamiento de Madrid, el 77% de los óxidos de nitrógeno (NOx) tienen que ver con el transporte por carretera, tal y como se puede ver en el siguiente cuadro:

En cualquier caso, hay que tener en cuenta que las emisiones de NOx y NO2 se pueden ver afectadas por otros factores como la temperatura (en invierno, por la inversión térmica, se producen las temidas boinas de contaminación), el aire o la lluvia (una climatología adversa puede ayudar, o no, a limpiar el aire de contaminantes).

De ahí que los meses de invierno (con temperaturas más bajas, ausencia de lluvia y de aire y mayor repunte de las calefacciones) sean los más propicios para que se desarrollen los episodios de contaminación.

Por otro lado, las emisiones de NOx y NO2 se reducirían drásticamente con una mayor penetración del coche eléctrico.

Pero también bajarían si se redujera el mix de los coches diésel -la mitad de los coches del parque actual usan gasóleo-, si bajara la edad media del parque de vehículos sustituyendo los más antiguos por otros menos contaminantes y si se optara por coches más racionales (pequeños y ligeros) frente a otros más pesados (como los SUV, que ya tienen cerca del 50% de cuota de mercado).

Ciudades con ZBE

La Ley de Cambio Climático y Transición Energética de 2021 obliga a los municipios de más de 50.000 habitantes a tener incluir Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) antes de 2023.

Sin embargo, y siempre según este ministerio, no todas las ciudades han implementado esta medida.

Según datos del Ministerio de Transición Ecológica consultados por EL ESPAÑOL, sólo tienen una ZBE alrededor de 30 ciudades de más de 50.000 habitantes. Es decir, sólo el 20% del total.

Así, son muchas las ciudades que todavía no tienen activa una ZBE, bien porque está en proceso o bien porque está pendiente su desarrollo.

En concreto según ha podido contabilizar este periódico, existen más de 120 ciudades que todavía no tienen una ZBE en funcionamiento. Es decir, más del 80% de las ciudades con más de 50.000 habitantes que sí la tendrían que tener.

Entre estas ciudades, hay numerosas capitales de provincia. Y todas carecen de una ZBE que tendrían que tener y que, en el caso de Madrid, ha demostrado funcionar para rebajar la contaminación urbana.