Imaginad una categoría sin pilotos, en la que no sea el valor ni la técnica del ser humano la que decida quién llega antes a la meta sino los logaritmos y la evolución tecnológica la que mantenga el coche en pista y la que gane carreras. Eso es lo que han ideado los promotores del campeonato denominado con el curioso nombre de ROBORACE que en teoría hará de carreras teloneras para otro campeonato pionero, adelantado a su época, la Fórmula E.
Si bien es cierto que hace unos meses no se le auguraba un futuro muy alentador al campeonato de coches autónomos, lo cierto es que todo parece seguir el guion previsto, por mucho que le pese a esas voces críticas que pusieron el grito en el cielo ante una nueva filosofía de carreras que no suele gustar entre los tradicionales aficionados al automovilismo de competición.
El progreso es imparable y en este caso es una buena noticia no sólo visto desde el lado de negocio por parte de empresas que están estudiando las ventajas de los vehículos que no necesitan conductor, sino que además se pueden desarrollar nuevos sistemas de seguridad activos que nos hagan el viaje menos arriesgado (sí, cada vez que salimos a la carretera lo hay, el riesgo cero no existe) a los que sí nos gusta conducir.
A falta de menos de un mes para ver debutar el primer campeonato de vehículos sin piloto (siempre que el plan siga por los mismos derroteros) ya pudimos ver el primer prototipo sobre el asfalto del Circuito de Donington a finales del mes de agosto y en su debut ante el público. Un escenario a la altura de una presentación que distaba mucho de ser un acto con toda la pompa y boato a la que nos tiene acostumbrados Alejandro Agag.
No era la definitiva. La ‘mula de pruebas’ (como se le conoce en el argot a los coches laboratorio), denominada DevBot, siglas de Development Robot, hacía sus primeros kilómetros lejos de miradas indiscretas unas horas antes, lo necesario para comprobar que todo iba bien antes de rodar frente a unos cuantos cientos de curiosos que se acercaban al antiguo aeródromo, ahora reconvertido en pista apta para el Mundial de Fórmula 1. Los resultados no fueron del todo satisfactorios, teniendo dificultades incluso para completar una vuelta en sus dos intentonas.
La primera temporada de la ROBORACE será únicamente de tanteo. Los equipos y fabricantes involucrados contarán con la misma base, un coche con cerebro NVIDIA y un diseño realizado por Daniel Simon, el mismo que fue encargado de hacer la decoración llena de easter eggs que lució la extinta escudería española HRT. Hasta entonces, el DevBot es una especie de LMP3 a medias, concretamente un Ginetta, el cual ya lleva implementados algunos de los sistemas que montará el ROBOCAR en su debut en competición antes de finales de 2016.
Compartiendo tecnología eléctrica con los monoplazas de la Fórmula E y equipado con las cámaras, GPS, lectores láser y sensores de ultrasonidos que enviarán los datos del comportamiento del coche y de lo que ocurre en el circuito necesarios para que la GPU más potente del planeta pilote a través de ecuaciones y logaritmos estos coches que se espera que lleguen a medio plazo a rozar los 300 km/h. Una tonelada sobre cuatro ruedas sin un humano que la gobierne… que alguien proteja a Sarah Connor.