Cuando la palabra épica se queda pequeña dentro del automovilismo
Se suele decir que son los pilotos los que hacen grande a las carreras de coches, algo que no es fácil en ocasiones de explicar si tenemos en cuenta la gran importancia que tiene en este tipo de competiciones la parte mecánica. En muchas ocasiones se utiliza incluso la palabra épica para referirse a las actuaciones de esa parte humana del conjunto, aunque también es cierto que el significado de la misma se queda en ocasiones demasiado pequeña para describir lo que realizan algunos deportistas.
Sin ir más lejos, durante el pasado mes de julio tuvimos un ejemplo de porqué en ocasiones utilizamos la ‘epicidad’ demasiado a la ligera. Frédéric Sausset, piloto nacido en Blois, Francia en 1969 había soñado desde niño con competir en las 24 Horas de Le Mans y no dejó que ni una septicemia necrosante le impidiera cumplirlo. En concreto fue hace cuatro años, en verano de 2012 cuando este empresario galo disfrutaba de sus vacaciones. Tras un pequeño incidente en forma de herida en uno de sus dedos de las manos, una infección obligó a los médicos a tomar la de decisión de amputarle las dos piernas, uno de sus brazos y una mano.
Sin embargo, este gran revés en su vida tampoco le impidió a Sausset cumplir su sueño desde que era un crío. Tenía los medios y los contactos necesarios, sólo le faltaba el visto bueno de la Federación Internacional de Automovilismo a su proyecto (incluido la parte de seguridad tanto propia, debe cumplir con el tiempo límite para salir del coche en caso de emergencia, como del resto de participantes) y reunirse de un grupo humano que le ayudara a llevarlo a cabo.
Necesitó de un sistema de arneses y la fuerza de algunos de sus mecánicos para poder sentarse en su Morgan LMP2, dentro del mítico Box 56 de Le Sarthe. Tras meses de preparación física y metal, Frédéric estaba preparado para rodar sobre el asfalto del trazado francés, como un piloto más, sin evidenciar ningún tipo de limitaciones gracias a un nuevos sistema de mandos adaptados que le ayudaba a controlar la dirección del prototipo con sólo un brazo, mientras que el acelerador y el freno también estaban conectados a través de un mando especialmente ideado para poder accionarlo con los cuádriceps. El resultado al cruzar la meta 24 Horas después de darse el banderazo de salida en Le Mans poco importaba, aunque junto a Christophe Tinseau y Jean-Bernard Bouvet había conseguido llegar el 38° tras estar 80 minutos retenidos en boxes pro un problema de embrague. Sausset había cumplido su sueño, la primera vez que un cuádruple amputado corría y terminaba la icónica carrera de resistencia.
El próximo mes de enero, poco más de medio año después de la histórica participación de Sausset en Le Mans, otro francés tomará su testigo en otra de las carreras más duras dentro del automovilismo: el Dakar. La historia de Philippe Croizon es similar a la de Frédéric. En su caso, fue un accidente doméstico cuando trataba de dirigir una antena de televisión en el que recibió una descarga de miles de voltios que le produjo incontables quemaduras que obligaron a los doctores a tomar la decisión de amputar sus cuatro extremidades para poder salvar su vida.
Croizon ha tenido muchos retos desde entonces. Apasionado de la natación ha sido capaz de cruzar el Canal de la Mancha y unir los cinco continentes también a nado. Ahora su nueva meta será completar el Dakar con un buggy ligero con chasis de BMW X6 y motor de procedencia Nissan de seis cilindros 4.0 construido por el preparador Yves Tartarin. En esta ocasión, el sistema elegido para controlar su vehículo es el de un joystick, controlado por su brazo derecho que al igual que el periférico de los ordenadores, servirá para controlar la velocidad, los frenos y la dirección, mientras que con el brazo izquierda gestionará la caja de cambios y la utilización de otros elementos como las luches o los limpiaparabrisas.
A su derecha, otro experto en raids, Stéphane Duple, el cual conoció participando en la pasada Baja Aragón dentro del Trofeo que lleva el mismo nombre. Junto ya se han probado en el pasado Rallye du Maroc, tradicionalmente el ‘shakedown’ de preparación para los participantes del Dakar, y los resultados fueron más que prometedores, con un 14° puesto dentro de los Open. Junto a él estarán otros dos ejemplos de superación, Albert Llovera que repetirá en la categoría de camiones e Isidre Esteve, el cual vuelve con Mitsubishi a la competición donde escribió con letras doradas su nombre.