En una época del año en la que otras modalidades aún hibernan, la resistencia y los GT ya llevan un buen número de citas importantes. Tras las 24 Horas de Dubai y Daytona, el primer fin de semana de febrero fue la fecha de celebración de las 12 Horas de Bathurst, principal carrera de GT en Oceanía y primera cita del Intercontinental GT Challenge. Este pequeño certamen internacional organizado por Stéphane Ratel nació en 2016 y es una especie de Mundial oficioso para las categorías GT3 y GT4.
Además de contar con una parrilla plagada de grandes nombres del mundo de la resistencia y los GT venidos de todas partes del mundo, los principales atractivos de esta carrera residen en su espectacular trazado, alrededor de Mount Panorama, y la presencia de buena parte de las estrellas de los Supercars, el principal campeonato de automovilismo en Australia. Y sin duda sus pilotos habituales tomaron el protagonismo pese a que la pole fue para un hombre habitual de las carreras de GT como Toni Vilander, al volante del Ferrari 488 de Maranello Motorsport.
El finlandés, piloto de fábrica de Ferrari, compartía volante con los pluricampeones locales Jamie Whincup y Craig Lowndes, y frente a ellos se encontraron entre otros al vigente campeón tanto de Supercars como de la Blancpain Endurance Cup: el neozelandés Shane van Gisbergen. Tras conquistar ese segundo campeonato con McLaren en 2016, Van Gisbergen firmó con Mercedes y pilotó así un Mercedes-AMG GT3 tanto en Daytona como en Bathurst, donde pilotó para una estructura mixta entre el equipo local STM y los alemanes HTP. Sus compañeros fueron su compatriota Craig Baird y el nuevo piloto del DTM Maro Engel, con experiencia en Australia.
Pero el destino no quiso que Shane van Gisbergen tuviera una brillante actuación. Muy al contrario su propio compañero Maro Engel se despachó a posteriori ante las cámaras de televisión, debiendo pedir disculpas poco más tarde. Y es que después de un primer encontronazo entre el Ferrari y el Mercedes citados mediada la carrera y que acabó con el 488 en la grava, Shane van Gisbergen se encontró en un duelo directo con sus rivales en la última hora de carrera. Ni llevando al coche italiano hasta la hierba logró evitar perder el liderato, falto de velocidad punta. Y minutos más tarde se tocó con un doblado y terminó cometiendo un error definitivo que acabó con su Mercedes contra el muro.
Así, la victoria fue para los hombres de Maranello Motorsport. A una vuelta acabó el segundo clasificado, toda una sorpresa, pues fue también el vencedor en categoría Pro-Am: un Porsche 911 GT3 pilotado por Calvert-Jones/Long/Lieb/Campbell. Y la casa alemana se impuso también entre los equipos amateurs, éxitos que se suman a las victorias cosechadas en Dubai y Daytona. El podio lo completó el Bentley Continental oficial de los británicos Jarvis/Kane/Smith.
En el segundo de los Bentley oficiales compitió Andy Soucek, único piloto español en Bathurst, pero sus opciones y las de sus compañeros Maxime Soulet y Vincent Abril se desvanecieron nada comenzar la prueba al sufrir un toque. Lo que parecía en un principio un pinchazo derivó en mayores problemas de suspensión y tras reparar tan sólo pudieron remontar hasta la 12ª posición final.