Se levantó la caja y el Volkswagen Polo R WRC de Schrödinger finalmente estaba muerto. Los padres del World Rally Car germano habían mantenido las esperanzas de verlo competir, aunque para ello necesitaran un permiso especial por parte de la FIA para poder completar el proceso de homologación sin uno de los requisitos que marca actualmente el reglamento: que el fabricante/creador inscriba al menos dos coches para competir en una temporada completa.
Después de la decisión tomada por Volkswagen Motorsport de abandonar el campeonato a final de la temporada 2016, esta premisa se tornaba en imposible y el fabricante de Wolfsburgo no estaba dispuesto a destinar más dinero para un coche que no competiría oficialmente con el nombre de la marca, sino que lo haría en manos de pilotos y equipos privados. Entre algunos de los interesados estaban Andreas Mikkelsen, Nasser Al-Attiyah e incluso Sébastien Ogier, que llegó a formar parte de un virtual equipo con el apoyo de Qatar y Red Bull hasta que no pudo esperar más y tuvo que decantarse por fichar por la formación de Malcolm Wilson.
Con esta última opción quedando en agua de borrajas, la homologación del Volkswagen Polo R WRC 2017 no llegaba para la fecha establecida, el 1 de enero, día en el que el resto de World Rally Cars eran homologados bajo el nuevo reglamento técnico. Sin el dinero de los jeques qataríes, Volkswagen pedía una homologación excepcional para su coche, algo que la FIA sólo podía conceder con el visto bueno unánime de todos los fabricantes del Mundial.
Una reunión de apenas media hora sembró aún más dudas sobre el futuro del Polo R WRC 2017. Fue en el pasado Rally de Monte-Carlo y los mandatarios de Hyundai Motorsport y Citroën Racing expresaron sus reticencias a que se concediera esta excepción a Volkswagen sin discutir ciertos aspectos como el precio de cada una de las inscripciones o los repuestos que dispondrían a lo largo de la temporada. La FIA prometió volver a la mesa de negociaciones con Sven Smeets, directivo del equipo alemán y sentarse de nuevo antes de México para presentarle a las formaciones oficiales la propuesta definitiva con la respuesta a todas las dudas propuestas.
No hubo que esperar mucho más. El martes 7 de febrero, la FIA anunciaba que no se iba a conceder la homologación al Polo R WRC 2017, quedándose, salvo sorpresa, en una pieza para el museo que tiene Volkswagen en Wolfsburgo. Smeets reconocía que a pesar de las reuniones no se había alcanzado un acuerdo con la Federación y por tanto era imposible completar todos los requisitos para que el coche pudiera finalmente competir.
Sin especificar si se tratará de repetir suerte en 2018, Volkswagen Motorsport se ve obligado a centrarse en sus otros proyectos claramente diferenciados. El primero de ellos en los dos campeonatos de RallyCross más importantes del panorama actual: el GRC y el World RX, en los cuales tiene claras opciones de victoria. A ello se suman sus programas carreras-cliente con los Golf TCR y las unidades ex-oficiales del Polo WRC que se han utilizado durante los últimos cuatro años. Paralelamente se está creando una versión R5 del Polo, la cual llegará en 2018 y con la cual tampoco se espera que haya un equipo oficial, siguiendo la filosofía actual de la marca en cuanto a las carreras.