La falta de actividad deportiva en comparación con circuitos de otros países europeos puede llevar a una conclusión errónea sobre el estado de los circuitos españoles. Es cierto que no tenemos en nuestro país citas del Mundial de Resistencia, el Mundial de Turismos o el DTM, pero equipos de todas esas categorías nos visitan regularmente porque España es un paraíso de los entrenamientos privados. Y así es como hacen negocio la mayor parte de los trazados nacionales.
Incluso se puede hablar de cierta especialización. Mientras que los participantes habituales en resistencia y carreras de GT o los equipos franceses optan por trazados del norte de España como el Circuit de Barcelona-Catalunya, Los Arcos o Motorland Aragón, el sur suele ser terreno propicio para que estructuras del norte de Europa prueben turismos. Eso sí, no es una regla fija y por supuesto que se producen excepciones. Aunque si de especialización hay que hablar, sin duda el ejemplo perfecto es Motorland Aragón.
Aunque trazados como Monza o Spa son escenario habitual de pruebas de equipos del Mundial de Resistencia, el circuito de Alcañiz comparte con Paul Ricard un estatus especial. Se trata de recintos ideales para las grandes fábricas. Sus largas rectas permiten simular el efecto de Les Hunaudières a nivel de reglajes y tanto la meteorología como la situación geográfica hacen de estos dos circuitos sitios ideales para la realización de simulacros de 24, 30 o 36 horas.
De hecho hay dos factores que nos permiten hasta situar a Motorland Aragón un peldaño por encima de Paul Ricard en cuanto a preferencias de los grandes fabricantes. Una son lógicamente los costes, más bajos al sur de los Pirineos que junto a la Costa Azul. Y la otra, la confidencialidad. No sólo Alcañiz es una zona menos densamente poblada, sino que además la prensa francesa suele ser más aficionada a las fotos espía...
Una anécdota deja bien clara la total libertad que Motorland Aragón da a los equipos que deciden alquilar sus instalaciones. Aunque Sébastien Loeb jamás llegó a pilotar el Peugeot 908 HDi LMP1 en competición, sí lo probó precisamente en aquel circuito. Y en su autobiografía cuenta que con tal de pasar más tiempo con su familia consultó la posibilidad de aterrizar con su propio avión en la larga recta de Motorland. No tuvo problemas para recibir luz verde.
Por todo ello no debe extrañar que aunque las jornadas de entrenamientos privados en el Mundial de Resistencia están limitadas, Toyota y Porsche suelen ocupar buena parte de la agenda de Motorland Aragón durante el invierno. Hasta el punto de llegar a compartir pista, como ocurrió hace unos días. Rodar el máximo número de kilómetros en este circuito compensa cualquier posibilidad de dar pistas al rival...